Culpable de asesinato con las agravantes de ensañamiento, alevosía, género y parentesco. Ese ha sido el veredicto del jurado encargado de dirimir la responsabilidad penal de Mamadou Diagne, el hombre acusado de matar de 84 puñaladas a su exesposa Rokahya, madre de dos de sus hijos. Los miembros del tribunal popular se han basado en los informes de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) y de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Huesca que descartaron que el procesado actuara de manera inconsciente y que apuntaron que "fue un feminicidio organizado".

Un veredicto que satisfizo a la representante del ministerio público y de la acusación particular quienes consideraron que ahora el magistrado presidente de dicho jurado debe ser condenado a 25 años de cárcel, pena que solicitaban inicialmente.

Han considerado probado que durante una discusión por unas sandalias, Mamadou Diagne cogió un cuchillo de grandes dimensiones de la cocina y apuñaló 84 veces a su mujer, a la que siguió acuchillando después de caer al suelo, con ensañamiento y tras un ataque sorpresivo que impidió la capacidad de reacción de la víctima.

Además, han estimado que el acusado actuó con la intención de acabar con la vida de Rokahya por «la idea de dominación o poder»sobre la víctima que se deriva de un contexto cultural y religioso en el que el hombre ejerce el papel de superior jerárquico.

El jurado ha considerado que el hecho de que el crimen estuviera focalizado hacia su mujer, con las características de un «crimen organizado» que no afectó ni a los hijos menores ni al mobiliario de la vivienda, prueba, además, que el acusado actuó de forma consciente, no por celos sino por la ofensa que suponía para él que la víctima tuviera la intención de divorciarse.

De ahí que hayan rechazado la versión del encausado que aseguró que por unas voces interiores que le instaban a matar su mujer y, por tanto, que sus capacidades volitivas y de comprensión estuvieran mermadas como consecuencia de un trastorno obsesivo compulsivo agravado por la situación vivida.

Los miembros del jurado han resaltado especialmente que la víctima no pudo defenderse del ataque sorpresivo y que se cebó con ella, cosiéndola a puñaladas hasta que se desangró sobre el suelo de la habitación de una de las hijas menores. También tuvieron en cuenta la denuncia en el 2013 por malos tratos que la acabó retirando.