El jurado popular que ha juzgado a Santiago Soto Suárez como presunto autor de la muerte de Eusebio Santiago Guerra, el Guerra , registrada el 7 de marzo del 2003 en un bar de la calle de Ramón y Cajal, emitió ayer un veredicto unánime de culpabilidad contra el acusado. El fiscal y la abogada de la defensa, Begoña Cuenca, cambiaron sus peticiones y solicitaron 15 años de prisión para el acusado.

Previamente, en la sesión de la mañana, declararon los policías que intervinieron en los hechos y los médicos forenses, que presentaron sus informes sobre la autopsia y el estudio psiquiátrico de Soto.

El día de lo hechos, el acusado discutió en el bar El Mesoncico con el Guerra , quien le acusó de haber violado a una pariente suya. Soto abandonó el bar y se dirigió a un Todo a 100 próximo para comprar un cuchillo por 2,40 euros. Regresó al establecimiento y asestó dos puñaladas a la víctima.

Según los forenses, la primera cuchillada entró por la espalda y atravesó el cuerpo de el Guerra . "Sólo se detuvo cuando la punta del cuchillo chocó con las costillas delanteras", dijeron. La segunda, en el pecho, también se asestó con una gran fuerza y, asimismo, traspasó a la víctima hasta que la hoja chocó con los huesos de la columna vertebral.

Las dos heridas afectaron a órganos vitales de la víctima y cualquiera de ellas era mortal. Falleció como consecuencia de hemorragias interna y externa.

El asesino huyó del local perseguido por los amigos de la víctima. Los policías que le detuvieron explicaron que le hallaron a la altura del hotel Meliá. "Estaba rodeado por varias personas, entre ellas, dos policías locales que intentaban protegerle. El sospechoso mantenía un cuchillo apoyado en su cuello y decidía que se degollaba si alguien intentaba atacarle", explicaron los agentes al tribunal.

Según esta versión, los policías convencieron a Soto para que desistiera en su actitud. El acusado se entregó y dijo que había "pinchado" a una persona. Mientras era conducido a la Jefatura de Policía también dijo a los agentes: "Antes de que me maten a mí, los mato yo".

La defensa del acusado se ha apoyado en el "miedo insuperable" que tenía a el Guerra y a las personas de su entorno. Un año antes ya fue apuñalado por una de ellas, que fue condenada a un año de prisión. Asimismo, también había recibido dos palizas recientes, una el mismo día de los hechos.

DROGADICCION Sin embargo, en el informe psiquiátrico de los forenses se señala que Soto, pese a tener un organismo muy deteriorado por la droga, que se administraba en vena, "incluso llego a sufrir una gangrena por los pinchazos y tuvieron que amputarle dos dedos de una mano", no es una persona vulnerable.

Los forenses añadieron que el acusado mostró al día siguiente del crimen "preocupación por lo que había hecho", pero no tiene las facultades alteradas para desconocer la gravedad de los hechos y hay ninguna otra circunstancia que alterara su voluntad.

En su informe, la defensa rechazó que se pudiera considerar la agravante de alevosía para calificar el crimen de asesinato. "No puedo creer que ni la víctima ni los cuatro amigos que le acompañaban no vieran entrar el acusado en el bar con un cuchillo", señaló la abogada.

No obstante, el fiscal se apoyó en los informes forenses para ratificar que la víctima sufrió un ataque alevoso, "a traición y por la espalda", sin posibilidad para la defensa. "Existió ánimo de matar y el acusado utilizó los medios para conseguir su objetivo sin correr ningún riesgo", explicó al jurado.

En su opinión, no hay ninguna circunstancia atenuante o eximente, porque, cuando confesó el acusado, ya se había producido el arresto por el crimen.