El veredicto de un jurado popular es siempre impredecible. Lo saben los jueces, los abogados y hasta las propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que son los encargados de redactar los atestados que permiten sentar en el banquillo a los acusados. El último en sorprender, salvo a los redactores del fallo, ha sido el de Rodrigo Lanza, el pasado viernes, cuando decidieron considerarle culpable de un delito de lesiones en concurso ideal con un delito de homicidio imprudente. Lejos estaba ya el procesamiento por un delito de asesinato. En los 23 años de aplicación del tribunal popular muchos son los casos que han dado un giro de 180 grados.

En el recuerdo todavía perdura uno de los primeros jurados en el que el acusado Roberto Corella resultó absuelto. Fue el conocido como crimen del bar Europa, ocurrido en 1998, en el que un recientemente fallecido Javier Notivoli rompía a llorar tras conocer que el cliente del establecimiento al que defendía por un delito de asesinato era absuelto por falta de pruebas. El móvil de aquel caso, que quedó sin autor conocido fue el económico, el dinero al juego de las chapas que se jugaban los clientes de aquel local.

Acusado por el crimen de la calle Moncasi, que resultó absuelto.

CRIMEN DE LA CALLE MONCASI

En 2007 era asesinado con 52 puñaladas Francisco José Lozano Gadeo, de 54 años. Su cuerpo yacía en la bañera, desnudo y cosido a cuchilladas. Una escena del crimen normal para el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, si no hubiera sido porque presentaba los genitales escondidos entre las piernas y en sus pies una peluca negra.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que el autor de este crimen lo hizo por el «asco y repugnancia» que sintió tras consumar una relación homosexual con el fallecido, lo que se tradujo en la rabia y el consiguiente ensañamiento.

Frente al jurado popular Estuvo Francisco Lozano, que compartía nombre con la víctima mortal. Su abogado defensor, José Luis Melguizo, consiguió que los nueve hombres y mujeres que conformaron el tribunal acabaran diciendo: no culpable.

Sembró de dudas el caso, consiguiendo así que se aplicara el in dubio pro reo. Misma petición hizo Endika Zulueta con respecto a Rodrigo Lanza en el crimen de los tirantes. También le hicieron caso.

La Policía llegó al acusado a partir del estudio de los mensajes que había intercambiado con la víctima y de una huella palmar húmeda que apareció junto a la bañera. Allí donde se halló el cadáver. Sin embargo, el penalista que le defendió argumentó que la impresión de la mano era de otro joven con el que la víctima mantuvo relaciones -fue descartado por su altura- o que fuera un ajuste de cuentas por una cuestión de drogas.

En ambos asuntos no hubo testigos y nunca se encontró el arma homicida. Acabó como en el juicio por el crimen del bar Europa, con lágrimas. Esta vez del acusado y de su padre, que acudió a todas las sesiones del juicio a apoyarle.

Acusado por el crimen de Falconetti, que fue declarado no culpable.

EL ASESINATO DE MONTORI

Hace 20 años era asesinado de forma macabra, en Ejea, Eduardo Montori, alias Falconetti. La Guardia Civil decidía reabrir el asunto diez meses antes de que prescribiera haciendo uso de nuevas fórmulas tecnológicas para estudiar las fotografías que hicieron sus compañeros del instituto armado en la escena del crimen. Una huella palmar ensangrentada era la prueba principal para determinar al autor y detener a Pablo Canales, quien también fue absuelto en 2016.

Los forenses llegaron a describir que la huella era de apoyo y que pudo producirse en uno de los momentos en los que manipuló el cadáver, pudiendo perder el equilibrio. Para el jurado popular todo ello solo explica que «estuvo allí», pero nada más. Este hombre, defendido por el abogado Javier Elía, siempre declaró su inocencia.

El jurado declaró no culpable a los tres acusados por falta de pruebas.

CASO KARTS, POR CORRUPCIÓN

Pero no solo ha ocurrido en casos de delitos de sangre. También en corrupción, una de las principales preocupaciones de los españoles, según el CIS. Ocurrió en el 2017 en el conocido como caso Karts. El jurado declaró no culpable a los tres acusados: el exgerente de Plaza, Ricardo García Becerril, el exconsejero delegado, Carlos Escó, y el propietario del antiguo kartódromo Aragón, Santiago Becerril. Estaban acusados de cohecho y malversación en la compra de los terrenos de un kartódromo para integrarlos en esta plataforma logística.

Los miembros del tribunal concluyeron que no había pruebas para condenar. Sorprendió incluso a uno de los enjuiciados, Santiago Becerril porque fue él quien había dicho ante los investigadores que había pagado una mordida de 600.000 euros en esta operación inmobiliaria. El 10% de los juicios con jurado acaban en absolución y solo tres de cada diez son corregidos por tribunales superiores.