La Justicia europea le ha dado la razón al Ayuntamiento de Zaragoza sobre la gestión de los fondos comunitarios para realizar varios proyectos de saneamiento. La Comisión Europea (CE) reclamaba 3,1 millones de euros al consistorio que ya no tendrá que devolver.

El origen de este conflicto comienzó en 1996, con Luisa Fernanda Rudi como alcaldesa. El ayuntamiento solicitó, a través del Ministerio de Hacienda, financiación a la Comunidad Europea para afrontar los 23,7 millones de euros de las obras. Europa aportó el 80%, es decir, 18,8 millones.

En el 2002, la Comisión Europea realizó una auditoría. En sus conclusiones denunciaron dos irregularidades que llevaron a la comisión a exigir al consistorio la devolución de 3,1 millones de euros al considerar que se habían sobrepasado en el precio de las obras.

Según la CE, el ayuntamiento en lugar de licitar los contratos por lotes habían realizado una "división ficticia" de los trabajos. De esta manera, al fraccionar las obras y, por lo tanto, también su coste, no las publicaron en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) ya que la inversión no superaba el valor mínimo obligatorio para anunciarse.

El consistorio alegó que en la solicitud de los fondos ya se explicaba "de forma clara" que cada uno de los proyectos de obra se iban a realizar por separado al ser independientes unos de otros. También se decía que, en consecuencia, no se publicarían en el DOUE.

Fue por estos dos hechos por los que la comisión aplicó en el 2008 una corrección financiera del 25% a los contratos afectados y la reducción de la ayuda en 3,1 millones.

LAS OBRAS

El ayuntamiento licitó varios proyectos de forma independiente ya que no todos estaban relacionados. En 1996 se procedió a la renovación del alcantarillado. Se realizaron 15 actuaciones en diferentes calles.

Ese mismo año se ejecutó el plan de saneamiento de la zona oeste. Entonces todavía se vertían entre un 5 y un 10% de aguas residuales al Ebro. Para solventarlo se construyeron 8 colectores que permitieron encauzar las aguas residuales tanto a la depuradora de la Almozara como a la de La Cartuja.

Un año después se realizaron los trabajos para instalar nuevos colectores en la carretera de Castellón, en el tramo final del río Gállego, entre otros. También se construyeron aliviadores de tormentas y se levantó una planta de fangos. En total, se instalaron siete.

En el 2000 se incluyeron cuatro proyectos más para aprovechar las bajas por adjudicación de los anteriores contratos.