El Justicia de Aragón, Ángel Dolado, ha solicitado al Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales que, a la mayor brevedad posible, permita a un hombre afectado por sordoceguera que pueda dejar su residencia para vivir con su pareja, con quien mantiene una relación «estable». Así, la institución argumenta que sería viable la convivencia «definitiva» con su pareja «en un piso con los apoyos comunitarios necesarios».

La sugerencia del Justicia llega tras una queja por los problemas que estaba padeciendo este hombre para obtener permiso a cambiar su residencia. En la misma, el interesado relata que solicitó a la Comisión de Tutela y Defensa Judicial de Adultos (curador o responsable de su cuidado) la autorización para residir en una vivienda tutelada en convivencia con su pareja, en Huesca.

Asimismo, entregó documentación médica e informes donde hacía constar que padece un síndrome de Usther, que conlleva una discapacidad visual grave de carácter progresivo y una discapacidad auditiva. Por esto mismo, desde el 2016 permanece en una residencia de Zaragoza, pero pidió salir porque «no se encuentra a gusto con el entorno y quiere volver a Huesca».

Dolado apunta que esta persona es autónoma (emplea bastón de movilidad y ayudas ópticas), pero el alojamiento en el que reside es «cerrado» y un centro de discapacitados intelectuales que está fuera de la ciudad de Zaragoza, «muy limitado para poder hacer actividades de integración, siendo su actitud de aislamiento y resignación, aunque colaborativa», apunta el Justicia de Aragón.

TEMPORALIDAD / En este sentido, la institución apunta a la falta de un recurso «idóneo» por parte de la DGA para atender a estas personas que están afectadas, simultáneamente, de una discapacidad sensorial y de un trastorno de personalidad. Así, solicita que su situación «sea tenida en cuenta» en el proceso de revisión del Catálogo de Servicios Sociales para que, en su caso, «se puedan incluir recursos adicionales».

Desde el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) se remitió al Justicia que «la curatela busca siempre el interés del interesado» y «de manera temporal y hasta conseguir una solución definitiva adecuada, las visitas del protegido a casa de su pareja son la única forma para sobrellevar la situación», señaló.