La Audiencia de Zaragoza juzgó ayer al padre del dueño del kartódromo de Centrovía por, supuestamente, abusar sexualmente de una joven de 13 años. El encausado, F. A. O., que afronta 2 años de prisión, negó los hechos y aseguró que solo tuvo un trato cordial con la menor, quien había ido con otro grupo de escolares a pasar una jornada en dichas instalaciones.

Ante los magistrados, este hombre de 76 años explicó que él estaba echando una mano a su hijo en el kartódromo aquel 28 de junio del 2016 cuando entró este grupo y la chica en cuestión «le saludó». «Vino, me dijo que era hija de un cliente habitual y tras darle dos besos le propuse enseñarle las instalaciones y ella accedió», explicó este hombre defendido por el penalista Rafael Ariza, mientras afirmaba que en ningún momento se sobrepasó con la denunciante. Sí admitió que había destacado «lo guapa que era» ante las monitoras de tiempo libre.

La joven, por su parte, aseguró que no solo la besó sino que la manoseó y dejó caer que no pasó nada más porque llegó la hija del encausado que le estaba buscando. Afirmó que se sintió incómoda con la situación y que se lo hizo saber en ese momento a sus profesoras, quienes explicaron que la menor les dijo que se sentía «nerviosa» ante la presencia de F. A. O. y que le llegaron a decir que se sentara a su lado para evitar que ambos estuvieran solos.

Explicaron que ella les dijo, días más tarde, que le había llegado a besar, si bien, el abogado Rafael Ariza les recordó que en sus declaraciones ante la Policía Nacional «afirmaron que lo intentó, no que lo llegara a hacer». Ellas, por su parte, admitieron que «después de tanto tiempo», ya no se acordaban de ello. La hija del encausado, por su parte, descartó la versión de la menor y explicó que «ella se comportó normal». Será ahora el tribunal el que dicte sentencia.