La Audiencia de Zaragoza juzgó ayer a un veinteañero que, supuestamente, asaltó a un adolescente de 15 años, le robó el móvil y le obligó a mantener relaciones sexuales. La denuncia se remonta al 14 de febrero del año pasado cuando la víctima y una amiga suya se encontraban bebiendo en la plaza Mariano Arregui de la capital aragonesa. El encausado, Álvaro Amicar M. R., solo admitió que le robó el teléfono, si bien aseguró que hubo un encuentro sexual «consentido». «Nos masturbamos mutuamente y hubo sexo oral, pero no penetración porque no teníamos preservativo», señaló. El procesado negó haber utilizado como medida de presión el uso de cualquier tipo de cuchillo.

En sentido contrario declararon la víctima y su amiga. Ambos aseguraron sentir miedo ante la presencia del acusado y de un amigo que le acompañaba y que se quedó con ella, mientras le obligaba a besarle. Una declaración coincidente, salvo cuando la abogada de la defensa, María Alonso de la Torre, les preguntó sobre el arma intimidatoria empleada. No coincidieron ni en el tipo de cuchillo ni en el lugar en el que lo situaron, cuello o estómago, dependiendo del testigo.

Los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) resaltaron que el menor no sufrió lesiones propias de una penetración anal, si bien presentaba una serie de heritemas (rojeces) en la zona que podían responder al roce en la zona. A pesar de ello, destacaron que hallaron semen en la zona anal cuyo ADN correspondía con el de Álvaro Amicar M. R., quien se enfrenta a 19 años de cárcel.