La Audiencia Provincial de Zaragoza juzgó ayer a un vecino de la capital aragonesa, Federico R. P. por, supuestamente, manipular a su hermano, que tiene una minusvalía reconocida del 69%, para redactar un testamento que le declaraba a él como único heredero. La Fiscalía le pide 18 meses de prisión y 1.200 euros de multa. Junto a este hombre se sentaron en el banquillo otras tres personas, María Luisa G. M., José Luis B. M. y Agustín G. J. por, presuntamente, ayudarle en el plan. Se enfrentan a nueve meses de cárcel.

Todo ello parte del 2014, cuando Federico R. P. acudió al Juzgado de Primera Instancia número 9 de la capital aragonesa para protocolizar un testamento ológrafo (manuscrito) de su madre que esta redactó cinco años antes con tres testigos: María Luisa G. M., José Luis B. M. y Agustín G. J. Este documento modificaba uno anterior otorgado en 1994 por ambos progenitores y que instituía herederos a los tres hijos del matrimonio, mientras la nueva declaración nombraba a Federico R. P. único beneficiario de todo el patrimonio.Sin embargo, la jueza determinó, mediante periciales caligráficas, que la redacción, la escritura y la firma del testamento no correspondían con la fallecida, no aprobó el testamento y pidió a la Fiscalía que instruyera este asunto por la vía penal por un delito de falsedad documental en concurso con una estafa procesal y falso testimonio.

Ayer, todos los encausados insistieron en que dicho testamento olográfico es verídico. «Era el cumpleaños de doña Concha, me invitó a tomar café y fue en ese momento cuando redactó ante nuestros ojos su última voluntad», afirmó María Luisa G. M., quien calificó de «indignante» la acusación que recae sobre ella y el resto de los procesados. También apuntaron que Federico R. P. no estaba presente. La Policía Científica, por su parte, negó que la letra perteneciera a la finada y se la atribuyó al hermano del encausado. Lo certificaron a través de la firma, pero echaron en falta tener más texto que analizar.