El ministerio fiscal solicitó ayer en la Audiencia de Zaragoza dos años de inhabilitación especial para un policía, acusado de omisión del deber de perseguir un delito. El agente, Jesús M., no detuvo a un presunto traficante de drogas que le "regaló" una dosis de cocaína.

Los hechos ocurrieron en junio del 2002. El acusado, miembro de la unidad Polivalente de la Policía, era investigado desde febrero de ese año por agentes de la Brigada Central de Asuntos Internos, que se desplazaron a Zaragoza ante la sospecha de que Jesús M. se estuviera dedicando a actividades impropias de su condición de funcionario del Cuerpo.

El acusado explicó ante el tribunal que trabajaba los fines de semana como portero en una céntrica discoteca de la ciudad, donde conoció a Sergio B., empleado del establecimiento y que era juzgado en la misma causa con petición de cuatro años de cárcel. Manifestó que este trabajo también lo utilizaba "para conocer datos de traficantes de drogas de los que, posteriormente, informaba al Grupo de Estupefacientes, lo que permitió la desarticulación de grupos delictivos".

Los policías de Asuntos Internos investigaron al sospechoso durante cuatro meses e intervinieron las llamadas de varios teléfonos móviles, entre ellos los de Sergio B.. En ese tiempo grabaron conversaciones con un lenguaje en clave, según la interpretación del fiscal.

El arresto de los dos acusados se produjo el 12 de junio, después de que el agente pidiera a Sergio B. que le preparara "un dos, dos, uno" y que le guardara "un regalo". La intervención policial se realizó una vez que ambos sospechosos se hubieran reunido en una gasolinera.

En poder de Jesús M. se intervino una papelina con 0,37 gramos de cocaína, mientras que al otro acusado le incautaron nueve gramos que, según manifestó ayer, había comprado a un camello del barrio de Delicias por alrededor de 500 euros.

El policía implicado explicó que la papelina se la había regalado Sergio B. y que era un consumidor "muy esporádico" de cocaína desde que, diez años antes, protagonizó un incidente que tuvo repercusión social, cuando una joven se suicidó en un piso del paseo de Sagasta con su pistola reglamentaria. No obstante, añadió que nunca había visto al otro acusado traficar con droga, "porque le hubiera detenido".

Sergio B., por su parte, afirmó que la droga intervenida era para su consumo, ya que utilizaba dos gramos al día, y la balanza que también le fue ocupada servía para dosificarse las "rayas".

Los abogados de la defensa, José Luis Melguizo y Carmen Cifuentes, que pidieron la nulidad de varias escuchas telefónicas por defectos de forma, solicitaron la absolución de los acusados.

La inhabilitación especial que pide el fiscal para el agente implicado conlleva su expulsión del Cuerpo Nacional de Policía.