El ministerio fiscal solicitó ayer penas de cinco años de prisión para tres ciudadanos serbios acusados de cometer un atraco en la joyería Baena el 20 de junio del 2003. Los implicados negaron la autoría de los hechos y afirmaron que nunca habían estado en Zaragoza antes de ser detenidos por este delito.

La joyería, ubicada en el paseo de Independencia, ha sufrido en los últimos años otros dos importantes robos, el último de ellos el pasado mes de abril. En el caso del atraco, que ayer se vio en el Juzgado de lo Penal número tres, dos delincuentes asaltaron la joyería, uno de ellos armado con un pistola que encañonó al propietario apuntándole a la cabeza. Mientras, su cómplice le roció la cara con un spray para privarle de la visión. "Cada vez que vaciaba un escaparate me atacaba con el spray, y así hasta tres veces", explicó el comerciante ante el tribunal.

Un tercer cómplice, que según los testigos vestía un traje azul, apoyaba el atraco desde el exterior del establecimiento. Los delincuentes se apoderaron de 50 relojes de alto valor y fueron detenidos días más tarde en la localidad catalana de Castelldefels, donde se recuperaron 39 piezas.

Los acusados negaron ante el tribunal que hubieran estado nunca en zaragoza, pese a que los testigos les reconocieron tanto fotográficamente como en un vídeo y en rueda de identificación.

El presunto jefe de la banda, Goran M., dijo que llevaba 20 días en España cuando fue arrestado y que apenas conocía a los otros dos acusados. Aunque manifestó que nunca había estado en la capital aragonesa, la Policía aportó a las diligencias dos grabaciones telefónicas, en llamadas desde Zaragoza a su novia.

En estas conversaciones, captadas el mismo día 20 por la Policía alemana que tenía el teléfono de la joven intervenido, Goran le habla de "un asunto peligroso" que iba a dar mucho dinero. Posteriormente, vuelve a llamarle para decir que la operación ha salido bien.

COARTADA Los otros dos acusados, Cicko Pajovich y Peter Bochin, declararon que el día que se cometió el atraco se encontraban en Badalona en compañía de dos prostitutas rusas y que tampoco habían viajado a Zaragoza. Sin embargo, los implicados no han aportado datos para localizar a estas mujeres.

Todos los procesados afirmaron que no residían en el piso donde se encontró parte del botín sustraído y la pistola, aunque los policías que intervinieron en su arresto y que les habían seguido señalaron que el grupo utilizaba varios pisos de forma indistinta.

Los abogados de la defensa, que piden la absolución, alegaron que ni el arma ni los relojes fueron ocupados en poder de sus clientes e intentaron desvirtuar las declaraciones de los testigos, al señalar que éstos habían sido inducidos por la Policía a identificar a los acusados. Sin embargo, las personas que presenciaron los hechos rechazaron que los agentes hubieran influido.