La Audiencia Provincial de Zaragoza albergó ayer la primera jornada del juicio por la operación Piolín, con la que la Guardia Civil desmanteló a comienzos del 2015 una red que, supuestamente, vendía droga en el instituto de La Almunia y desde peñas, tanto en la citada localidad como en Almonacid de la Sierra. En el banquillo solo se sentaron cinco jóvenes, ya que uno de ellos ya fue juzgado como menor (y ayer fue testigo) y los otros dos están en paradero desconocido, al parecer en su Rumanía Natal. Entre ellos el joven cuyo apodo dio nombre al operativo de la Guardia Civil.

Fiscalía pide inicialmente 7 años y medio de prisión para cuatro de los acusados y 9 para Mario G. R., presunto proveedor de la red desde Calatayud. Las penas vienen agravadas por la venta a menores (la operación se inició al sorprender a dos estudiantes del instituto con marihuana) y, en el caso del último, por reincidencia.

Pero su letrado, Javier Osés, remarcó ayer que en su casa no encontraron ni un gramo de droga. Solo unos rollos de plástico que, según la Guardia Civil, se correspondían con los encontrados, con restos de droga, en alguna de las peñas. Y un peso que podría corresponder con el de una balanza de precisión también encontrada en estos recintos.

Contra él había también el testimonio de varios de los investigados que ayer, sin embargo, se desdijeron. Algunos apuntaron a «presiones» de la Guardia Civil para incriminarle, pero ayer coincidieron en que nunca le habían visto vender droga, ni se la habían comprado.

SIN ACUERDO TOTAL / Así lo afirmaron Fernando A. P., Zakaría E. M. y Laurentiu Emanuel P., que apenas intervinieron ya que se mostraron de acuerdo con los hechos, pero no con las altas penas que les solicitan. Habrá que ver hoy si esto presagia una condena menor, si la Fiscalía aprecia algún atenuante.

Estos tres jóvenes exculparon igualmente a Ayyoub A. Z., inicialmente detenido en Almonacid, donde residía, al incriminarle alguno de los menores. Él (y su madre, como testigo), lo atribuyeron a la inquina que les tenía la familia del denunciante «desde que llegamos al pueblo, por extranjeros», afirmó la mujer.

El propio joven les condujo a la peña del pueblo, remarcó su abogado, Javier Notivoli, y allí los agentes encontraron una especie de zulo, de difícil acceso (tuvieron que retirar una madera y romper la pared), con material para el cultivo de cannabis, como lámparas halógenas, macetas o extractor de humo. Pero no había droga, y según el acusado ese espacio era accesible desde varias peñas y locales conectados. Los guardias civiles, por contra, no vieron ninguna otra conexión.

En la operación Piolín, entre el instituto y dos peñas de La Almunia, la Guardia Civil decomisó 461 gramos de metanfetamina, 14 de cristal en monodosis, 250 de marihuana y 4 básculas de precisión, entre otros materiales. También solicitó la clausura de las peñas desde las que, entendía, se estaba llevando a cabo la venta de drogas a los estudiantes del centro escolar,