-¿Ha pasado el riesgo de sequía en la cuenca este verano?

-Este año ha sido excepcional desde todos los puntos de vista. Empezamos con problemas en algunas partes de la cuenca, pero después llegó una primavera lluviosa con unas reservas de nieve espectaculares. Hidrológicamente ha sido una año sin comparación. Es un buen augurio y no habrá restricciones en ninguna zona de riego.

-¿La CHE tiene algún plan para evitar daños por las tormentas?

-Las tormentas que estamos viviendo, sobre todo las que se han sucedido en Zaragoza, son fenómenos locales, aunque sean espectaculares por ir acompañadas de mucho viento. En zonas urbanas los daños pueden ser más espectaculares. Pero no suponen un efecto en el cauce de los ríos. El servicio de información hidrológica solo registra variaciones puntuales como consecuencia de las tormentas.

-¿Están siendo más frecuentes y dañinas que antes?

-Sobre eso tendría que informar la Agencia Estatal de Meteorología. Aunque sí que se aprecia últimamente, al margen de los últimos fenómenos locales, una irregularidad mayor en las precipitaciones. Por este motivo tenemos más variedad de fenómenos extremos, como las sequías y las precipitaciones. Para esto nos tenemos que preparar.

-¿Qué se está haciendo al respecto?

-Estamos desarrollando los planes de sequía. La sequía no se puede evitar, pero tenemos que tener protocolizadas las medidas a tomar en el caso de que se produzca. Tenemos que llegar a unos criterios unánimes en todo el territorio y después pormenorizados en cada una de las cuencas hidrográficas. Y para las avenidas tenemos un abanico de medidas a nuestra disposición. En aquellos cauces que cuentan con regulación las riadas se laminan. En el resto hay que prever otro tipo de medidas que palien los posibles daños. Esto es lo que sucede en el tramo medio del Ebro.

-Los alcaldes consideran que no se actúa con la suficiente previsión...

-Los alcaldes velan por la seguridad de sus ciudadanos y reclaman a la Administración que haga más de lo que hace. Pero ni los recursos son infinitos ni existe el riesgo cero. Las inundaciones y las crecidas de los ríos se producen y se seguirán produciendo. Lo que tenemos que hacer es estar preparados. Tener protocolos y saber qué medidas hay que tomar en cada momento.

-Acaba de acceder al cargo, ¿qué es lo más urgente a lo que se enfrenta?

-Es prioritario garantizar el cumplimiento de la directiva marco del agua. Es necesario conseguir un buen estado en las masas de agua de la cuenca. La CHE intenta minimizar y compaginar las presiones tradicionales que hay sobre el dominio público hidráulico. El agua es un bien escaso que sirve para el desarrollo económico, por eso es necesario buscar la sostenibilidad en su uso. También tenemos que afrontar el cambio climático y adoptar medidas frente a los fenómenos extremos. Por otro lado, es una evidencia que las obras hidráulicas han permitido a este país llegar a un estado de bienestar innegable. Y todas esas infraestructuras hay que mantenerlas.

-Arrecian de nuevo las críticas políticas y las dudas técnicas sobre la ampliación de Yesa...

-La ampliación de la presa es una obra que todavía no se ha terminado. De las que están hechas se garantiza su seguridad y la explotación siguiendo los usos para los que fueron construidas. Otro aspecto son las que están en construcción. Todas ellas están judicializadas y son conflictivas. En el caso de la seguridad de Yesa acabamos de publicar el informe semestral de la CHE y creemos que la presa es segura. Y los datos que tenemos están a disposición de todo el mundo.

-El pantano de Biscarrués es uno de los proyectos judicializados. ¿En qué situación está?

-Biscarrués es una obra que no ejecuta la CHE. El Ministerio de Agricultura optó por que fuera Acuaes, la sociedad estatal, la ejecutora de esa presa. Ahora existe una sentencia y será Acuaes la que adopte las medidas que crea convenientes.

-¿Habrá un cambio de aires en la gestión del organismo?

-Tenemos que hacer de la CHE una administración abierta. Yo creo que ya lo es, pero tenemos que lograr que la gente tenga esa imagen. Esa es una actitud que probablemente tenga que suponer cambios internos. Además invitamos a los demás a que vengan a conocernos. Creo que lo que no se conoce no se aprecia. Nos consta que, en muchas ocasiones, la gente tiene una imagen de la CHE como una administración muy cerrada y tecnificada. Y por eso piensan que somos difíciles de entender. Tenemos que trabajar para estar más cerca de los ciudadanos. Incluso con los que no son agricultores o no están cerca de la gestión hidráulica.

-¿La redacción de un nuevo plan nacional de agua sigue sobre la mesa?

-No he hablado con el ministerio sobre esta cuestión. A día de hoy no puedo contestar qué pasará. Considero que la voluntad sigue siendo la de mantener una política hidráulica para todo el territorio nacional. Pero no sé si se mantendrán lo que avanzó el Gobierno anterior o si habrá cambios.

-¿Ve factible un acuerdo político para un nuevo trasvase del Ebro?

-No me corresponde a mí decidir cuestiones que afectan a va rio nacional. Los organismos de cuenca son organismos gestores. Tenemos que resolver problemas concretos en nuestra área. La elaboración de una política hidráulica para los próximos años depende de muchos factores entre los que contará la opinión de los organismos de cuenca, pero no puede ser la única. Existen muchos afectados.

-¿Cómo valoran desde la CHE el cambio de modelo en la depuración de aguas en la comunidad?

-La depuración es una de nuestras prioridades. Es fundamental. La CHE, de acuerdo con sus competencias, puede suministrar información a las comunidades para que establezcan sus prioridades, ya que requieren inversiones considerables. El problema de la depuración del Gobierno de Aragón viene de atrás y ya se ha escrito y hablado mucho sobre el tema. Creo que ahora están haciendo un esfuerzo para recomponer la situación.