Si la previsión se cumple esta vez, las farmacias aragonesas podrían dispensar medicamentos a través de recetas electrónicas en apenas un año, lo que supondrá un retraso acumulado de más de dos respecto a lo inicialmente previsto. En estos momentos, el sistema afronta los momentos previos a la puesta en marcha de un periodo de pruebas que todavía no ha comenzado, pero que se llevará a cabo "en los próximos días" en establecimientos de tres poblaciones aragonesas --dos de ellas serían Cariñena y Ayerbe y la otra una localidad turolense-- en los que se procederá a una simulación real de la nueva forma de prescripción y dispensación de fármacos.

La receta electrónica se licitó en el 2010 y su implantación estaba prevista para ese mismo año, aunque, posteriormente, se retrasó hasta agosto del 2011 y, finalmente, ha quedado para finales del 2012.

En principio, está pactado con el Departamento de Sanidad un sistema que incluirá un encriptamiento de datos destinado a impedir el acceso a hackers. De hecho, ya hay médicos de Cariñena que ya tienen configurado el sistema de prescripción de recetas, aunque hace falta ultimar el modo por el que las farmacias recepcionarán estas prescripciones de forma electrónica.

En realidad, el próximo proceso denominado de pilotaje controlado, supone aplicar la receta electrónica a pacientes concretos para que ese periodo de pruebas permita posteriormente generalizar el sistema. No será hasta que se garantice un perfecto funcionamiento cuando el sistema se implante en Zaragoza.

PRECEDENTE OBSOLETO La receta electrónica ya se aplicó en Teruel hace unos años, pero se considera que ese modelo está obsoleto y se procederá a establecer nuevos servidores tanto para la prescripción como para la dispensación de fármacos. Así, se habilitará un proceso más ágil qur incluirá la facturación on-line y la firma electrónica del farmacéutico. El médico, además, podrá recetar en un único acto los medicamentos que precise un paciente crónico para un periodo de hasta un año, sin necesidad de tener que pasar por la consulta únicamente para recoger las recetas, con lo que se reduce el tiempo médico dedicado a cuestiones administrativas.

El futuro proceso no supondrá obligaciones especiales para el paciente, que se limitará a repetir la misma rutina que actualmente. Así, el médico dispensará el fármaco pertinente en la consulta y el paciente deberá acudir a la farmacia, con la tarjeta sanitaria, a buscar el medicamento, que quedará registrado tanto en el historial del paciente como en el registro del centro de salud una vez que se efectúe la entrega del producto.