Más de 65 millones de personas se vieron obligadas a huir en el año 2016 por la guerra o la violación de los derechos fundamentales. Se está batiendo el récord de solicitantes de asilo, más de 3,5 millones.

En septiembre del 2016, 193 países adoptaron en la ONU compromisos para mejorar la protección de migrantes. Pero este mes en los campos de refugiados cubiertos de nieve hay familias con niños en tiendas de campaña a temperaturas bajo cero y son muchos los que intentan cruzar ríos helados, por la ruta de los Balcanes, desde Grecia o Turquía rumbo al norte de Europa.

Ayer, Pascual Aguelo intervino en la charla «Europa ante los refugiados: políticas de acogida y alternativas», que organizó la asociación Bienvenidxs Refugiadxs.

—¿Qué es lo que se está haciendo mal para que más de 60.000 refugiados estén todavía en los campos de Grecia cuando hay compromisos de reubicación de los países de la UE desde septiembre del 2015?

—Los gobiernos se comprometieron a unas reubicaciones que están incumpliendo. Han fracasado porque no hay voluntad política. Las soluciones a este problema no pueden ser abordadas por un solo Estado. Ni siquiera la UE por sí misma va a ser capaz de solucionar lo que es un problema global, mundial.

—¿Dónde se rompe el hilo de la solidaridad, en la legislación, en los intereses económicos o en la geopolítica?

—Habría que plantearse si la presión social no es también un factor, pues la sociedad europea no es muy receptiva a la situaciones de refugio que nos está llegando desde Oriente medio. Además, para solucionar el problema, Europa tendría que adoptar otra postura ante el origen, el conflicto armado en Siria.

—¿Cuáles son las alternativas para poner una solución a la situación actual?

—En primer lugar hay que dotar de más medios para la admisión de las personas que llegan a los puntos calientes: Grecia e Italia. Están soportando el peso fundamental de llegada por el Mediterráneo. Hay que poner mayor dotación económica y de personal en estos lugares de entrada. A partir de ahí habría que promover la reubicación y reagrupación de unidades familiares.

—Aragón recibió más de 200 refugiados, pero es el Estado quien distribuye los cupos entre el territorio español. ¿Las administraciones públicas deberían revisar sus políticas para afrontar el problema?

—Habría que modificar algunos mecanismos. Pero si el Gobierno no está cumpliendo, las comunidades autónomas dificilmente podrán dar solución.