José Antonio Labordeta tituló su autobiografía política Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados. Pero en el parlamento nacional que se avecina, y con su personalidad y afán por «defender a su tierra, Aragón, sin buscar adversarios ni enemigos fuera», el polifacético autor aragonés sería todavía más extraño, «un marciano, la mujer barbuda».

Así lo definió el exvicepresidente del Gobierno de España, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien participó ayer en la presentación del libro Labordeta. Un canto a la esperanza, que tuvo lugar en el Centro Pignatelli de la capital aragonesa. Allí estuvieron el editor, Lorenzo Lascorz, la periodista Lola Campos (exdirectora de Andalán), el director del centro Jesús María Alemany y la escritora y fotógrafa oscense Cristina Grande, además de los músicos María José Hernández y Daniel Escolano, que amenizaron la velada con varias canciones.

El volumen que ayer se presentó en Zaragoza sigue la estela de Amigo Labordeta, en el que 88 personalidades ponían en común sus vivencias en torno al polifacético cantautor, político y profesor (entre otras cosas) aragonés. En este volumen son 75, y dos más con pinturas, quienes exponen sus recuerdos, impresiones y anécdotas con él. Tan variados como puedan ser Jordi Évole o el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien sigue enviando anchoas a su familia después de la amistad que trabaron en diversas intervenciones públicas.

Quien no interviene en este volumen es Rubalcaba, que escribió en el anterior, y que sin embargo se ha convertido, como él mismo repetía ayer, en parte de «la troupe de Labordeta», ese círculo de amigos y admiradores que participan en todo homenaje o presentación de libro que pueden, como fue su caso.

El socialista recordó a Labordeta como un hombre «bueno, uno de esos políticos que a uno le gustaba escuchar incluso cuando no le gustaba lo que decía». Recordó su peculiar estilo negociador «directo, sin táctica, yendo de frente», algo tan infrecuente en el Parlamento. Y sobre todo agradeció la ayuda que le prestó cuando él era ministro del Interior, «mucha más de la que me prestaban otros que supuestamente debían acompañarme, pero solo me acompañaban hacia la puerta para luego acuchillarme», afirmó.

Lola Campos explicó ayer los diversos bloques en los que se divide el volumen para formar «un friso casi mágico» de la personalidad del cantautor, y con él «de toda una época» en la que vivió. Políticos, cantautores, periodistas y amigos van dibujando los «muchos joseantonios dentro de José Antonio» que había, en palabras de la también periodista Pepa Fernández, quien lo fichó para Radio Nacional en su última época.

El listado de políticos que intervienen es amplio, desde el citado Revilla a compañeros del grupo mixto del que entonces formaba parte CHA, como Francisco Rodríguez, del BNG o Iñaki Anasagasti, del PNV. O la exdirectora general de Instituciones penitenciarias Mercedes Gallizo, quien le recuerda como «un político de izquierdas pero no sectario». Un político y una figura que, como se repitió ayer, en varias ocasiones, «Aragón y España echan de menos».