Alrededor de 50.000 grullas procedentes de los países del norte de Europa han llegado ya este otoño a la laguna de Gallocanta, en lo que supone la primera avanzadilla de esta especie migratoria

Estos ejemplares buscan zonas con climas templados para invernar, pero este año, según los expertos, la suavidad de la temperatura durante el mes de octubre ha hecho que la temporada se retrase más de lo habitual.

La vía de entrada en España pasa sobre la cordillera de los Pirineos para luego repartirse por comunidades como Aragón, Navarra y Extremadura, donde encuentran humedales aptos para invernar.

Además, también encabezaron los censos del pasado mes de enero, cuando la península Ibérica acogió 271.576 grullas, una cifra récord desde que existen registros.

En concreto, la especie que llega a España es la grulla común (grus grus), «la única que permanece en Europa tras la desaparición de la grulla damisela (grus virgo)», según explica José Antonio Román, de Grus Extremadura. Sus rutas vienen marcadas «sobre todo por la facilidad de acceso al alimento en climas templados».

En su dieta figuran las bellotas, además del maíz, el arroz, los bulbos, pequeños invertebrados e incluso anfibios, pues son aves que se adaptan a lo que encuentran.