Un Gobierno "verde" y "digital", que siga encaramado a "lo más alto" de la ola feminista, aragonesista, social y de progreso es lo que pretende conseguir el socialista Javier Lambán, quien habrá de empeñarse en lograr que los cuatro partidos que van a formarlo (PSOE, Podemos, CHA y PAR) pongan en valor lo que les une, y no las cosas -no pocas- que les separan.

Poco menos de una hora le ha costado a Lambán desgranar sus aspiraciones, proyectos, propuestas y deseos para la que será su segunda legislatura al frente del ejecutivo aragonés, en este caso como cabeza de un Gobierno que contará con representación de cuatro fuerzas políticas, que han firmado un acuerdo que incluye 132 medidas que marcan un plan de acción con el horizonte de 2030.

Un programa, según Lambán, que tiene "la huella" de todos y cada uno de sus firmantes pero que gira en torno a una idea fuerza: "Aragón entendido como proyecto común, de ciudadanía, de generación de riqueza y de aprovechamiento inteligente y sostenible de los recursos".

Transversalidad y centralidad son los adjetivos que definen el Gobierno que aspira a presidir de nuevo, y de hecho ha pedido la confianza de la Cámara "con la satisfacción" de haber cumplido "sustancialmente" (en un 91 por ciento, según ha dicho) los compromisos que adquirió en julio de 2015.

Lambán también se ha afanado en defender esta cuádruple composición del Gobierno, que será por tanto "heterogéneo" desde el punto de vista ideológico pero "homogéneo" en la defensa del Estatuto de Autonomía y en el intento de superación de la crisis social y política que a su juicio vive el país.

Tiene el aspirante recetas para gestionar esta realidad y que acabe siendo un éxito: que cada uno sepa defender su posición escuchando a los demás y dispuesto a ceder; que todo el mundo asuma que nadie tiene toda la razón ni "superioridad moral" sobre los demás, y que se intente que las diferencias entre partidos se diluyan "sustancialmente" en favor de las coincidencias.

Para Lambán, son tres los desafíos a los que se enfrenta Aragón, desafíos "globales": la emergencia climática, las oportunidades del mercado global y la economía digital.

Ha desgranado, de forma genérica, algunos de los aspectos principales del pacto de gobierno que, con su correspondiente cronograma, se publicarán en el Portal de Transparencia tras el verano.

Entre ellos la reforma del Estatuto de Autonomía para suprimir los aforamientos de los diputados y miembros del Gobierno; el desarrollo del Pacto por la Educación y la extensión de la gratuidad de la enseñanza de 0 a 3 años; recuperar la renta básica de emancipación; impulsar la ley de vivienda; suprimir los impuestos de sucesiones y de contaminación de las aguas; mejorar las estaciones de esquí; implementar un plan de renovación de las carreteras autonómicas o luchar por el retorno de todos los bienes culturales "expoliados".

Toda esta agenda, para Lambán, encaja en un horizonte temporal "más largo" que aspira a la consolidación del estado del bienestar en el marco de una economía social de mercado, a la sostenibilidad y a la aplicación de las nuevas tecnologías en todos los ámbitos.

Lambán ha dado pinceladas feministas a su discurso, con la promesa de que su Gobierno seguirá subido "a lo más alto de la última ola feminista" y luchará contra la brecha salarial, y se ha mostrado convencido, en relación con la igualdad de oportunidades, de que Aragón estará en condiciones de alcanzar el pleno empleo en pocos años, aunque sobre la mesa siguen los retos de la mejora de su calidad, estabilidad y retribución.

"El miedo y la desconfianza son los peores compañeros de viaje hacia el futuro, de manera que si la primera obligación de la política es proporcionar seguridad a los ciudadanos, erradicar el miedo es un imperativo indemorable", ha zanjado Lambán.

Este, tras su discurso, ha cosechado aplausos entusiastas de la bancada socialista y otros, más tímidos y no generalizados, de los grupos que mañana le apoyarán para que sea el presidente del gobierno de la X legislatura en Aragón, el más variado de la historia.