A Javier Lambán no le preocupa la decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de reclamarle por la vía judicial hasta 26 millones de euros a la DGA. O eso es lo que ha tratado de mostrar cuando ha asegurado que no existe «ningún problema de envergadura» entre ambas administraciones y ha tildado de «anécdota» los contenciosos interpuestos.

Tanto el presidente aragonés como el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, quieren mostrar cercanía, unidad y cordialidad. Lo cierto es que los asuntos tratados en la bilateral no marchan al ritmo deseado y las cuentas pendientes cada vez son mayores. Hasta 53 millones le debe el Ejecutivo autonómico al consistorio zaragozano.

El Gobierno de Zaragoza aprobó el pasado viernes presentar dos recursos contencioso-administrativo para que la DGA abone la cantidad acordada en el convenio de la bilateral que figura en la ley de Capitalidad y la que afecta al convenio con el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), como adelantó Heraldo. Ambos ascienden a 18 millones de euros, a los que hay que sumar la encomienda de gestión del Servicio de Atención a Dependientes (SAD). Al tratarse de una encargo de la DGA debe ser el pleno el que de el visto bueno al decreto del alcalde que anuncia su decisión de iniciar otro pleito. El PSOE ya ha dicho que no lo apoyará, aunque saldrá adelante con los votos de Vox.

Desde el Gobierno municipal explican que en diciembre del 2020 enviaron un requerimiento a la DGA solicitando que los presupuestos del 2021 incluyesen la cuantía correspondiente y que, tras el silencio administrativo, los jurídicos recomendaron la vía judicial. Insisten en que es la única forma de «garantizar» el cobro porque, de no hacerlo, perderían la capacidad de reclamarlo.

Según Lambán, «entre el ayuntamiento y el Gobierno de Aragón no hay absolutamente ningún problema de la suficiente envergadura como para que el entendimiento entre las dos instituciones no sea posible». Ha asegurado que, pese a que estas diferencias se eleven a instancias judiciales, los acuerdos «prevalecerán», algo que, según a dado a entender, es lo que le importa. El presidente ha querido restar importancia a las diferencias económicas entre ambas instituciones comentando que en Fuendetodos, durante el homenaje a Goya, intercambió conversaciones con Azcón y que «por el tono y la cordialidad, este tipo de contenciosos no pasan de ser puras anécdotas».

Haciendo uso de una expresión que también es utilizada en el consistorio, ha dicho que «dos no riñen si uno no quiere y la DGA no quiere reñir, el alcalde de Zaragoza tampoco, y estoy convencido de que nos entenderemos».

Desde el PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza han criticado la decisión del alcalde. Según su portavoz, Lola Ranera, «debemos de ser conscientes de la situación de emergencia social y económica y de pandemia».