Más de 150 personas celebraron un año más la tradicional romería de los langostos, una extraña y ancestral festividad por medio de la cual estos pequeños insectos predicen la temporada agrícola en la localidad. Su predicción para este año fue que será muy buena para el cereal y la oliva y peor para el vino. Esta romería, que se remonta a tiempos remotos, se celebra en la pequeña ermita de San Victorián. Los vecinos elaboran unas tortas que, tras ser bendecidas, se depositan en mantel y se dejan hasta que aparecen estos pequeños saltamontes o langostos. Si aparecen muchos de color dorado, como este año, la temporada será buena en cereal. Si son verdes, lo será en oliva, y si son negros, en uva.