Desesperados gritos de "¡Fuego, fuego!" despertaron a las tres y veinte de la madrugada de ayer a Eulalio Díez Lores, de 64 años, y a su esposa. "Cuando hemos abierto la puerta del piso para salir huyendo, las llamas bajaban ya por la escalera", relató ayer este ferroviario jubilado que ha trabajado toda su vida en la estación de Canfranc y que ayer vio cómo el piso que había conseguido comprar tras décadas de esfuerzo y ahorro quedaba reducido a cenizas.

Realojado provisionalmente por el ayuntamiento en el hotel Villa de Canfranc, el matrimonio no conseguía calmarse. "Desde la calle hemos visto arder los áticos que se hicieron el año pasado", indicó Eulalio. "Enseguida nos hemos dado cuenta de que no había nada que hacer, nos hemos sentido impotentes ", señaló su mujer, María Pilar Domínguez Palacio.

Los 33 vecinos del inmueble, de los que 6 son menores de edad, criticaron la falta de medios del parque de bomberos de Jaca, que dista unos 21 kilómetros de Canfranc y es el que da servicio a toda la comarca de la Jacetania.

"Es lamentable que en Jaca no haya una dotación de bomberos capaz de atender las emergencias de una zona donde cada día se hacen más apartamentos turísticos", afirmó Isabel Frías.

Incendio en los años 40

Uno de los afectados se mostró dispuesto a "hablar en persona con la ministra de Administraciones Públicas", que hoy visita Canfranc, "para decirle que se dote al parque de bomberos de Jaca de los medios técnicos necesarios para atender una emergencia como la de hoy, pues la primera autoescala no ha llegado hasta las cinco de la mañana, casi dos horas después de declararse el incendio".

Los vecinos de más edad de Canfranc-Estación, y en general de todo el valle del Aragón, recordaron ayer el catastrófico incendio que, un ventoso día de los años 40 del pasado siglo, destruyó por completo el primitivo núcleo de Canfranc, situado a unos cinco kilómetros de la estación.

"Ha sido una lástima, se ha quemado un símbolo de la población", comentó entristecido el dueño de un restaurante de Canfranc. "La casa que ha ardido era uno de los seis o siete pabellones que se construyeron en los años 20 para alojar a los empleados de la estación internacional y de las aduanas".