La mayor herencia abintestata que se ha producido en Aragón fue la que dejó Elías Martínez Santiago. Este ingeniero técnico de Eléctricas falleció en Zaragoza en 1998 a los 66 años y dejó una fortuna sin herederos conocidos valorada en 23 millones de euros. Fue el Gobierno de Aragón el que heredó este inmenso patrimonio de un hombre que vivía en unas condiciones muy modestas pero con un buen número de acciones que le arrojaban cuantiosos dividendos. La DGA construyó con ese dinero una residencia para ancianos de 206 plazas que lleva su nombre en el barrio de Torrero de Zaragoza.