La personación de la Generalitat de Cataluña en la causa judicial para la devolución de 111 piezas de arte sacro de las parroquias del este de Huesca, que no supone dilatar todavía más el procedimiento, tampoco implica un gran cambio. Ya antes de esta incorporación de última hora al litigio, la del Ejecutivo catalán, el Museo de Lérida no tenía previsto entregar las obras este 15 de febrero, como había establecido el juzgado de Barbastro que entiende del caso.

De hecho, esta semana pasada todo seguía como siempre en la sala de exposiciones leridana, con los bienes reclamados por Aragón luciendo en sus lugares habituales o relegados a los espacios de reserva donde no se pueden visitar por el público. Por eso, en la parte aragonesa nadie se ha sorprendido mucho.

«Nadie en el mundo pensaba que las iban a entregar el 15 de febrero», señaló el letrado Joaquín Guerrero, representante legal del Obispado de Barbastro-Monzón, que recordó que ya antes de la fecha límite la parte demandada había dado a entender que necesitaba más tiempo para tenerlo todo listo. En la DGA incluso, los técnicos de Cultura ya habían calculado que preparar, embalar y transportar debidamente los artículos pertenecientes a Aragón retenidos en Lérida era cuestión de «tres o cuatro días». De forma que, a medida que se acercaba este fin de semana y no se veía movimiento alguno ni dentro ni fuera del Museo de Lérida todo indicaba ya, sin necesidad de embarullar más el proceso judicial, que las piezas no iban a volver a Aragón dentro del plazo fijado por el juez.

Es verdad que en Barbastro todo estaba preparado para acoger las piezas, en particular las que están catalogadas como bienes de interés cultural (BIC), a las que ya hace 10 años, cuando se inauguró el museo diocesano de la capital del Somontano se reservó un puesto de honor entre el resto del material expuesto.

Este es el caso, por ejemplo, de la parte frontal del altar de la iglesia de San Hilario, en el núcleo de Buira (Bonansa), del sepulcro de Nachá, de la virgen de Zaidín y de otros objetos, como cuadros, para los que hay huecos especiales en vitrinas y paredes.

De hecho, el museo de Barbastro ya nació con la idea de albergar el arte disperso de las parroquias de la diócesis y, con el transcurso de los años, ha ido engrosando su colección con 70 nuevas piezas de distinta procedencia, al margen de las que había en la inauguración. «Sabemos cómo son y cuáles son las dimensiones de las 111 piezas que deben entregarnos los responsables del Museo de Lérida», señala una encargada de la instalación de Barbastro. «Pero ya no les da tiempo», añade la misma fuente. «Hay que tener en cuenta que es un trabajo muy profesional». La «extrema dificultad» de ese proceso había sido ya, de hecho, esgrimida por la parte catalana para anunciar de forma indirecta que los objetos religiosos no estarán a su debido tiempo en su lugar de destino.

Además, la quietud se ha apoderado de los museos desde que se propagó la pandemia de coronavirus, no solo de los de Barbastro y Lérida. Tras el parón de los meses de confinamiento domiciliario casi absoluto las visitas han caído en picado y se realizan con un estricto control de horarios, número de participantes y distancias.

Pero para Lérida la entrega de los bienes aragoneses sería un golpe suplementario, dado que gran parte de su colección de motivo religioso gira en torno a piezas que, en su día, desde principios del siglo XX, entraron en sus dependencias a título de depósito. Así sucede, de forma notable, con el frontal de Treserra (Arén). Se trata de una obra de gran valor, del románico. Pero las hay también de época gótica, aunque estas en la actualidad no se pueden ver en el Museo de Lérida debido a que la sala que las alberga se encuentra en obras.

Elecciones y más parálisis

La Generalitat, que es la entidad que en realidad mueve en Cataluña el asunto de los bienes pendientes de repatriación a Aragón, está en un momento complicado en la actualidad. «Hay elecciones autonómicas este domingo, de forma que todo lo referente a las reclamaciones del Obispado de Barbastro-Monzón ha pasado a un segundo plano», señala una fuente de la ciudad del Segre. «No es solo que la política absorba toda la atención en estos momentos, sino que, además, hasta que no haya nuevo consejero o consejera de Cultura en Cataluña no se darán pasos en ningún sentido», agrega.

Esta situación coyuntural puede alargar todavía más el procedimiento. Sin embargo, la diócesis barbastrense ya ha dado un paso decisivo. Ha convocado a los medios de comunicación, a las 11.30 horas de mañana, lunes, en el museo de la ciudad del Vero. En una nota de prensa, la institución eclesiástica señala que en el acto estarán presentes el obispo, Ángel Pérez; el consejero de Cultura, Felipe Faci, y el abogado de diócesis, Joaquín Guerrero.

Todos ellos consideran que el fondo del asunto, es decir, quién tiene la propiedad de los bienes y quién está autorizado a conservarlos, ya está resuelto. El juicio celebrado en mayo del 2019 en Barbastro, en este sentido, no dejó lugar a dudas.

Cataluña no pudo aportar ningún título de propiedad, por más que apelara a que había preservado obras que, de otro modo, se hubieran deteriorado o habrían ido a parar a manos de los ladrones. Además, quedó claro, como también mantuvo el letrado del Gobierno de Aragón, Alberto Gimeno, que las piezas en cuestión, de desigual valor artístico pero todas ellas de gran significado para las parroquias oscenses, se hallan en Lérida a título de depósito temporal nada más