El mundo asistió maravillado a cómo China construyó un hospital para enfermos de coronavirus en tan solo diez días en pleno auge de la epidemia en el país asiático. Algo parecido ha ocurrido en la Feria de Zaragoza. En tan solo seis días se ha levantado un hospital de campaña con 400 camas. «Difícilmente se podrá encontrar en España un hospital de campaña de estas características», presumió ayer el presidente de Aragón, Javier Lambán, en la visita a sus instalaciones. Una infraestructura para la que se han invertido 4 millones de euros pero que el Ejecutivo aragonés «desearía no tener que utilizar».

Ubicados en el recinto ferial número 7, las cuatro carpas-pabellones en las que se encuentran las 400 camas hospitalarias -no de uci- están casi listas. El primer pabellón, que ayer visitaron el presidente y la consejera de Sanidad, Pilar Ventura, junto al presidente de la institución ferial, Manuel Teruel, y los responsables de la empresa Arpa, encargada del proyecto, ya tiene todas las instalaciones completas. El segundo pabellón estará listo hoy; en el tercero se están acometiendo las instalaciones eléctricas y el compartimentado y el cuarto, que estará listo el lunes, todavía es un espacio diáfano.

La construcción se ha previsto «de manera escalonada» para que los fabricantes de camas puedan nutrir a todos los hospitales de campaña, puesto que «en estas semanas están teniendo la demanda de los próximos cinco o diez años», señaló Clara Arpa, directora ejecutiva de Arpa, la empresa aragonesa encargada de la contrucción del hospital.

A los cuatro grandes pabellones, que suman una superficie de más de 5.000 metros cuadrados (1.040 en cada infraestructura), se añade el pasillo doble para la entrada y salida de pacientes, que conecta con el recinto ferial número 6, en el que se ha delimitado un circuito para el acceso de las ambulancias y vehículos. Además, en cada extremo de estos cuatro pabellones se incorporan dos zonas de aseos y duchas para cada 50 pacientes (16 módulos en total).

Dentro de cada pabellón hay cien camas y dos pasillos con elementos comunes, como lencería y farmacia, y otros dos pasillos interconectados que unen los cuatro módulos. Se ha creado otro espacio para la gestión hospitalaria y los profesionales sanitarios podrán acceder a la sala VIP del recinto ferial, en el pabellón C, con baños, vestuarios, una cafetería y máquinas de vending. Y la distribución de las comidas por parte del cátering se hará desde otras dos carpas, ubicadas a la entrada del pabellón.

Privacidad y confort

Clara Arpa subrayó que la suya es una empresa «especializada en hacer hospitales de campaña, de las que solo estamos cinco o seis en el mundo». Mientras en otros hospitales, como el de IFEMA en Madrid, las camas se han montado directamente sobre los pabellones, aquí, explica Arpa, «hemos montado los pabellones y los módulos compartimentados, primero, para la privacidad, y segundo, para la confortabilidad» de todos los enfermos, de modo que «ninguno de ellos tendrá la sensación de estar en un pabellón, sino en un recinto sanitario».

Además, se ha realizado una climatización específica que conseguirá aumentar la temperatura «un par de grados» para garantizar la buena asistencia a los pacientes.

Wifi garantizada

En cada pabellón hay cien boxes independientes, repartidos en bloques de 25. Cada habitación (o box) tiene una superficie de 2,5 por 2 metros y cuenta, recordó Arpa, «con una cama articulada, el soporte del gotero, el gotero, la mesilla, una mesa, una taquilla y una silla, una lámpara, además de una regleta con cuatro enchufes para que el que tenga que estar ingresado pueda tener el teléfono o el portátil, además de los equipos médicos». Cada pabellón tiene su propio sistema de iluminación y habrá wifi en todo el recinto. Según destacó Manuel Teruel, se ha reforzado la línea de internet, que «se ha partido en tres» para evitar cortes en el suministro.

Un hospital de estas características requiere además de un sistema de limpieza diferente y minucioso. «Al ser un sistema hospitalario de infecciosos, hay que ser muy escrupuloso, no es como si fuera un departamento de traumatología. Por ejemplo, tienen que venir los responsables de limpieza y el Salud les dará una formación específica», señaló Arpa. También los materiales utilizados responden a criterios de resistencia a los desinfectantes.

Una de las ventajas de la Feria de Zaragoza, recordó la responsable de Arpa, es que «ya contaba los servicios de agua, luz, climatización, seguridad y no estamos a la intemperie». Todo ello ha facilitado que el hospital pueda estar listo en tan solo seis días. Además, se han utilizado materiales de la propia institución para construir el hospital. «Las distribuciones de los boxes se han hecho con el material con el que montan los stands de las ferias y los suelos, también, así como el aire acondicionado», señaló. El resto, se ha diseñado de manera exclusiva.

Para levantar la infraestructura, 50 trabajadores de Arpa, cuadrillas de las empresas montadoras y la brigada municipal (unas 70 personas) han estado trabajando codo con codo y de manera coordinada para responder a este desafío sanitario. Un hospital hecho realidad, que ojalá nunca abra sus puertas.