La ley seca que quiere elaborar el Gobierno central para frenar el consumo de alcohol en las calles por parte de los jóvenes provocó ayer escepticismo en la comunidad aragonesa. Agentes sociales y políticos resaltaron que ya existen mecanismos legales para limitar el acceso de los menores a las bebidas alcohólicas, en referencia a la Ley de Drogodependencias aprobada recientemente por las Cortes y a las ordenanzas municipales. Para la mayor parte de los consultados, se trata de un "problema cultural" que debe solucionarse con formación, no con "medidas coercitivas". El Gobierno central quiere elevar de 16 a 18 años la edad mínima para poder comprar alcohol (algo que ya está vigente en Aragón debido a la Ley de Drogodependencias), endurecer las sanciones a los establecimientos que incumplan esta normativa y consensuar las legislaciones de las autonomías. Pero para el presidente del Consejo de la Juventud de Aragón, Ignacio Avellaned, con estas medidas "no se va a evitar que los jóvenes consuman alcohol". Avellaned destacó a este diario que los jóvenes son el reflejo de los adultos. "Beber alcohol está aceptado socialmente, y ésta es la raíz del problema. Si se quiere solucionar, habrá que tomar medidas preventivas". El responsable del consejo considera que el botellón no es muy frecuente en Aragón, una opinión que comparte Luis Gómez, director general de Planificación, Ordenación y Evaluación de la Consejería de Salud del Gobierno aragonés. Además, Gómez considera que hay una tolerancia hacia el alcohol que es preciso atajar. "No es gracioso dar un sorbo de champán a un niño. Hay que desarraigar de nuestra cultura esta aceptación hacia el alcohol". Para el responsable de la DGA, las medidas que propone el PP no son suficientes. "Nuestra ley ya da vía libre a los ayuntamientos y a la policía para que actúen, y sin embargo se sigue bebiendo en lugares públicos. Es un problema más profundo que está en nuestra cultura". Para Yolanda Echevarría, de CHA, es cierto que una parte de la población joven bebe en exceso, "pero esto no se resuelve con medidas de escaparate como las que propone el PP, sino hablando con los jóvenes y con los padres para estudiar medidas alternativas". En la misma línea se expresó Jesús Lacasa, de IU. Montserrat Costa, del PAR, se mostró muy preocupada con los índices de consumo de alcohol de los menores. "Hay que intervenir, porque los jóvenes se están degradando. Hemos sido muy permisivos y hay que extremar la vigilancia policial allí donde los jóvenes se concentren para beber alcohol". De todas formas, ni la policía ni las asociaciones de vecinos han detectado en Zaragoza la existencia de grandes concentraciones de jóvenes para ingerir alcohol, los denominados botellones , como sucede desde hace tiempo en ciudades como Madrid y Sevilla. Sí que se producen con cierta frecuencia pequeñas reuniones de adolescentes en algunos parques de la capital, en los que se bebe alcohol adquirido en comercios y supermercados. Pero lo que más molesta a los vecinos es la aglomeración de bares en algunas zonas de Zaragoza, lo que provoca que numerosos jóvenes consuman alcohol en los portales aledaños. Teresa Benito, portavoz de la Asociación de Vecinos de Moncasi, manifestó su "sorpresa" porque los problemas de las zonas de bares sean motivo de debate nacional, "cuando se trata de un problema que los ciudadanos sufrimos desde hace 16 años. En nuestro sector no hay botellones , pero sí problemas de paz ciudadana". En el mismo sentido se pronunció Raquel Aznar, de la Asociación del Casco Viejo: "El 'botellón' no ha llegado a Zaragoza. Además, no hacen falta nuevas leyes. Sería suficiente con que se cumplieran las que ya están vigentes", señaló.