El municipio altoaragonés de Jaca celebra hoy una de las fiestas más antiguas del territorio aragonés en honor a Santa Orosia, patrona de Yebra de Basa y Jaca, y por extensión de todo el Viejo Aragón.

A la procesión de Jaca acuden cruces de más de sesenta localidades desde la margen derecha del río Gállego hasta el límite con Navarra. Los pueblos de la margen izquierda del Gállego acuden al monte Oturia, en una de las romerías más espectaculares de toda España. El ascenso a casi 2.000 metros de altura por los cortados del puerto de Yebra, donde se mezclan fuentes, cuevas, ermitas, cascadas y sílex trabajados, convierte el espacio en un lugar mítico, donde la energía acumulada se apodera del testigo.

TRADICION Claramente relacionada con el solsticio de verano, Santa Orosia tiene una importancia fundamental para entender la civilización pirenaica. El historiador francés R. Ancely relata como en el siglo XVIII acudían a Jaca más de 500 bearneses, muchos de ellos afectados de maleficio o posesión. Lo que hoy se diagnosticarían como simples depresiones psicológicas y deficiencias psíquicas debidas a la fuerte endogamia pirenaica, tiempo atrás creó la figura de las espirituadas o espirituadas (en su mayoría eran mujeres) que durante siglos acudían cada 25 de junio a la Catedral de Jaca en busca de sanación.

ORIGENES Santa Orosia, según Alavés, era hija de los duques bohemios Boriborio y Ludmila. A los quince años de edad, en 870, fue casada por poderes con el mítico rey aragonés Fortún Garcés y enviada a Aragón. Una vez aquí la joven y su comitiva, el obispo Acisclo y el infante Cornelio, fueron detenidos en los montes de Yebra de Basa . Los varones fueron ejecutados en el acto y a la joven se le dio a elegir entre la misma suerte o el matrimonio con el cordobés Miramamolín. Al no ceder, fue descuartizada y sus restos abandonados en la explanada del Puerto. Dos siglos más tarde, el pastor Guillén de Guasillo fue avisado en sueños de la ubicación de los restos de la santa y, también por indicación celestial, llevó la cabeza a Yebra de Basa y el cuerpo a la Catedral de Jaca, donde todavía se encuentran. Esta es la leyenda más aceptada. Qué más da cuál pueda ser la verdad.

En torno al culto a Santa Orosia se ha conservado una ancestral pareja de instrumentos (el chiflo o chicotén, una flauta de tres agujeros y el salterio o tambor de cuerdas) que sólo han permanecido en los Pirineos (Zuberoa, Roncal, Aspe, Ossau y Viejo Aragón) claramente vinculados, en el caso español, al rito de Santa Orosia. Chiflo y salterio, melodía y ritmo, ponen la música a un dance que palos y castañuelas convierten en trance.