Los tres arrestados por robar en más de una veintena de taxis en la capital aragonesa fueron ayer puestos en libertad, tras pasar a disposición del juzgado de Instrucción número 6 de Zaragoza, en funciones de guardia. Junto a ellos, también estuvieron ante la magistrada los otros dos compinches que dieron el chivatazo a la Policía Nacional. Estos tampoco fueron enviados a prisión.

Aunque las informaciones de los propios sospechosos condujeron a esclarecer esta oleada de robos en taxis de la capital aragonesa, ninguno de los procesados decidió ratificar sus declaraciones policiales y guardaron silencio ante la magistrada instructora. Lo hicieron por recomendación de sus abogados, Olga Oseira, Juan Carlos Toyo, Jesús Casas y Carlos Culebras.

A los cinco detenidos (tres por los robos en los taxis y dos por destrozar un ascensor en el que se quedaron colgados) se les imputan los delitos de grupo criminal, daños, robo con fuerza y receptación.

Como adelantó este diario, el modus operandi empleado era siempre el mismo: accedían al interior de los aparcamientos, seleccionaban un taxi y empleaban un extintor para romper las ventanillas de los turismos. Tras ello, abrían la guantera e intentan apropiarse de los enseres personales.

Los daños en los turismos fueron más elevados que los efectos que pudieron llevarse, puesto que los taxistas recogen el dinero.