El joven de 20 años que en la madrugada del sábado agredió en Sabiñán a su compañero de piso con un cuchillo de grandes dimensiones ha quedado en libertad con cargos. El juez de Calatayud dictó ayer una orden de alejamiento y le obliga a comparecer en sede judicial los días 1 y 15 de cada mes.

El alcalde del municipio, Ignacio Marcuello, informó ayer de que se trata del sobrino de un vecino del pueblo que hacía poco tiempo que se había trasladado hasta Sabiñán para trabajar. Ayer desconocía si había vuelto al municipio tras lo sucedido y si tenía intención de quedarse. Aseguró que, por ahora, ningún vecino había mostrado inquietud al respecto y que confiaba en que se tratase en un suceso aislado.

Los hechos sucedieron en plenas fiestas patronales de San Roque. Sobre las 4.30 horas, tres personas de origen magrebí protagonizaron un altercado en la confluencia de las calles Baltasar Gracián y San Miguel, atacando uno de los implicados a otro con un cuchillo. La víctima tuvo que ser atendida en el hospital Ernest Lluch de Calatayud al sufrir varios cortes en la cara y el cuello. En concreto, sufrió un corte de 11 centímetros en la parte inferior de la mejilla y el cuello y otro en el pabellón auditivo izquierdo. La tercera persona envuelta en la pelea es un familiar del agresor que intentó separarlos.

Las consecuencias podrían haber sido peores si no llega a ser porque intervino un agente de la Guardia Civil que en ese momento se encontraba fuera de servicio y que fue decisivo para reducir al agresor y salvarle la vida a su víctima. Natural de Sabiñán, aunque perteneciente al Destacamento de Tráfico de Zaragoza, resultó también herido al recibir varios golpes durante el forcejeo que le provocaron lesiones en ojo izquierdo y también en la zona lumbar, por lo que tuvo que ser atendido en el centro de salud de Sabiñán.

El agente fuera de servicio logró inmovilizar al autor e intervenirle el arma hasta que una patrulla de servicio se personó y lo detuvo. Según indicó el alcalde, el agresor estaba «fuera de sí» y fue complicado retenerlo hasta la llegada de la Benemérita. «Lo hicieron entre dos y se vieron apurados porque estaba descontrolado», explicó.

Esta confluencia es muy transitada ya que da acceso a la mayoría de los espacios festivos de la programación. Sin embargo, a esas horas apenas había gente por la calle, ya que, aquellos que aún estaban en pie disfrutaban de la discomóvil en el pabellón de fiestas.

Por ahora se desconocen los motivos de la trifulca, aunque según pudo saber este periódico, agresor y víctima eran compañeros de piso. Los pocos vecinos del pueblo que en ese momento se encontraban en las inmediaciones, al escuchar gritos y alboroto, acudieron al lugar donde se había producido el altercado. Algunos de ellos, al ver lo sucedido fueron los que primero alertaron a la Guardia Civil.