Cofradía singular y pinturera es la de la Borraja y el Crespillo de Aragón. Ellos, que celebran en defensa de una noble y rica verdura y lo hacen, además, luciendo en sus honor capas verdes y hasta un manojo de este producto de la tierra. Así acudieron ayer los cofrades al acto de entrega de sus distinciones anuales que, esta vez, tuvo lugar en Uncastillo. Con motivo de su VII Capítulo de mayo, en honor de san Isidro labrador, la entidad nombraba cofrades de honor a Ana Cañellas y a Francisco Goyanes, propietarios y gestores de Cálamo, por su «hacer continuado a favor de la cultura y la borraja». Y es que, todos los 23 de abril, donde otros sacan rosas, la librería obsequia a sus compradores con una mata de borraja. El reconocimiento de la cofradía hacia alguno de nuestros antepasados ilustres recae en esta ocasión en el filósofo y escritor Baltasar Gracián. Y, en la parte gastronómica, se premió al restaurante Uncastello, de Ana Mallén y Joaquín Muñoz, en un acto que encabezaron el presidente de la cofradía, Ángel González Vera, junto a José Miguel Martínez Urtasun y Pedro Fondevila. Un brindis por la borraja. ¡Viva!