El embalse de La Sotonera, en Huesca, es desde ayer la nueva pieza afectada por el efecto dominó del lindano. Los últimos análisis realizados en ese pantano, que está unido al río Gállego por un canal de derivación, revelan que posee un nivel de pesticida ligeramente superior al tope legal, 0,13 microgramos por litro en total.

Los análisis se realizaron ayer, pero la muestra se había tomado unos días antes, con la vista puesta en la futura campaña de riegos, que requerirá un nuevo llenado del embalse. Este gran depósito de agua se había visto hasta ahora al margen del problema, en gran medida porque no se había introducido caudal desde septiembre.

Sin embargo, de una forma o de otra, el lindano se ha abierto camino hasta allí, aunque anteriores muestreos ya habían arrojado cierta tasa de contaminante que no alcanzaba el máximo permitido.

Con todo, la Confederación Hidrográfica del Ebro, autora de los análisis, tiene previsto realizar un muestreo exhaustivo del pantano, en distintas cotas y emplazamientos, para conocer el estado real de la masa de agua, que se destina primordialmente al regadío de vastas extensiones de la comarca de Monegros, entre Almudévar y Valfarta.

REGADÍO

Esta situación puede llegar a afectar a la campaña agrícola, pues probablemente no se producirán sueltas de agua hasta tanto no se consiga rebajar el índice de alfalindano.

Con todo, conviene tener en cuenta que la suma de los distintos isómeros del pesticida no se sitúa por encima del máximo, que es de 0,50, dado que se estabiliza en 0,18 microgramos por litro.

Lo curioso es que mientras el lindano parece retroceder aguas arriba, empieza a causar problemas a la altura del curso medio del Gállego.

De hecho, fuentes del Departamento de Salud Pública del Gobierno de Aragón indicaron ayer que los últimos contraanálisis realizados en Biscarrués y Ardisa han demostrado que los restos de pesticida han vuelto a valores normales y que por tanto los habitantes de ambas poblaciones ya pueden beber agua del grifo y utilizarla para otras funciones, como la cocción de alimentos

De esta forma, Biscarrués y Ardisa se incorporan al grupo de poblaciones que recuperan la normalidad, junto con Santa Eulalia de Gállego y Villanueva de Gállego, que ya pueden beber agua del grifo desde hace pocas fechas.

Claro que eso no significa que lo hagan, pues en algunos casos los vecinos siguen sin fiarse de la salubridad de las aguas del Gállego y temen nuevas puntas de lindano si comienzan las lluvias.

Es más, las precipitaciones otoñales preocupan seriamente a los expertos, dado que, si fueran muy intensas podrían remover el fondo de los embalses donde han podido acumularse residuos de lindano a lo largo del tiempo.

En cualquier caso, todavía quedan dos poblaciones donde aún no se ha levantado la prohibición de beber agua del grifo. Se trata de Marracos y Piedratajada, cerca de la ciudad de Zaragoza. Sin embargo, fuentes de la DGA indicaron ayer que es muy posible que los resultados de los últimos contraanálisis, que se sabrán en breve, demostrarán que el pesticida está por debajo del umbral de riesgo.