«Todo sigue igual», «nada ha cambiado», «no sé nada»... Son algunas de las frases más repetidas por los trabajadores cuando se les pregunta por la aplicación del registro obligatorio de la jornada laboral, que se hizo efectivo desde el pasado domingo. Uno de sus objetivos principales es poner coto a los fraudes de horas extra y a la explotación laboral que se dan en determinadas empresas, sobre todo del sector servicios. La realidad, sin embargo, es otra. La medida por ahora no parece estar surtiendo efecto, como denuncian los sindicatos, por el desconocimiento de la misma y las reticencias de la parte empresarial.

«Firmamos al salir y entrar al trabajo, como siempre. Por ahora no nos ha dicho nada del tema», señala Juan, camarero de una cafetería del centro de Zaragoza. «La medida es buena, pero tengo dudas de que sirva de algo porque es fácil trampear las anotaciones», afirma otra camarera, que asegura hacer más horas de las que pone en su contrato.

David Martín, de la federación de servicios privados de UGT Aragón, también desconfía de la efectividad de la norma en la hostelería a corto plazo: «no es la panacea porque dejan firmar los partes a boli. Habrá que esperar unos meses a ver qué ocurre, pero los fraudes seguirán». Eso sí, cree que puede servir «como herramienta» para los trabajadores que se atrevan a denunciar. «Por ahora no ha venido nadie al sindicato a protestar», añade.

Denuncia en los autobuses

Donde sí ha habido una denuncia es en la empresa de autobuses de Zaragoza. El sindicato CUT anunció ayer que la va a interponer contra la empresa Avanza «por negarse a aplicar» el real decreto. «En estos momentos no se dispone de ningún sistema fiable de control de horarios»,

En otros muchos trabajos y sectores, la obligación de fichar no plantea problema. «Nosotros cumplimos el horario. Aquí no se hacen horas extras», apunta Francisco, que vende cupones de la ONCE en el paseo de la Independencia. Y en las grandes empresas y las administraciones públicas, el control horario ya existía. «Hace ya 40 años que fichamos. Empezamos a hacerlo apuntándolo en papel y ahora es con tarjeta», explica una funcionaria de la Agencia Tributaria.

Los empresarios aseguran tener «voluntad de cumplir», a pesar de que no les gusta «la forma en cómo se gestó la norma: de urgencia, sin consultarnos y a las puertas de las elecciones», aseguró la aragonesa Rosa Santos, secretaria de Relaciones Laborales de CEOE nacional.