La avería en el buggy de unos turistas que estaban visitando los pinares de la sierra de Alcubierre provocaron en la tarde de ayer un incendio forestal que ha estado descontrolado durante toda la noche. Actualmente, la lucha contra el fuego continúa, aunque la evolución sea favorable. Según el Gobierno de Aragón, se encuentran trabajando en las tareas de extinción 8 cuadrillas terrestres, 5 autobombas de la DGA, 5 de la Diputación de Zaragoza, 2 cuadrillas helitransportadas, 1 sección de la UME, también cuentan con el apoyo de drones del Ministerio de Agricultura, 9 Agentes de Protección de la Naturaleza, 1 puesto de mando avanzado y 3 Grupos de Apoyo a la Dirección de Extinción.

El foco de las llamas se localizó junto a la ermita de la Virgen de Magallón de Leciñena y a última hora de la tarde ya habían calcinado más de 1.000 hectáreas, tanto de zona forestal como de áreas agrícolas. Los dos ocupantes del vehículo fueron identificados por la Guardia Civil y se les tomó declaración para esclarecer su posible responsabilidad en el suceso.

Las llamas se extendieron desde el paraje de La Pinada en varias direcciones debido a las fuertes rachas de viento que soplaron durante toda la jornada, algo que unido a las temperaturas -que a las diez de la noche aún superaban los 35 grados- provocó que se descontrolara el perímetro, aunque sin provocar daños personales. Dos personas fueron desalojadas del albergue que se encuentra junto a la ermita, así como los vehículos que se encontraban en su exterior.

La Unidad Militar de Emergencias (UME) se sumó a las labores de extinción a última hora de la tarde cuando las cuadrillas del Gobierno de Aragón ya llevaban varias horas sobre el terreno. Participaron dotaciones terrestres, helitransportadas, dos hidroaviones, autobombas y un helicóptero de coordinación además de un Kamov. A esto se sumó la labor voluntaria de casi medio centenar de vecinos que con sus tractores realizaron cortafuegos para evitar que las llamas afectaran a las numerosas granjas que están diseminadas por el terreno.

La sierra de Alcubierre es un paraje natural de valor ecológico por la presencia de aves y por su vegetación de carácter monegrino, con carrascas, sabinas y pinos. «La situación es muy complicada, con difícil solución», se lamentó el alcalde de Leciñena, Raúl Gracia, que además forma parte de una cuadrilla forestal, por lo que estuvo implicado en las tareas de extinción igual que el resto de los vecinos. «Si no hubiera sido por la labor de los tractores se hubiera tenido que desalojar todo el pueblo», indicó uno de los vecinos, Luis Montesa.

GRAN HUMAREDA

El Gobierno de Aragón señaló que tanto los núcleos urbanos de Leciñena como el de Perdiguera (aunque a más distancia) no estuvieron en riesgo, aunque no se descartó que durante la noche fueran afectados por las grandes humaredas que provocaban los arbustos al consumirse. En este caso los bomberos se encargarían de transmitir el protocolo de seguridad a los vecinos.

Durante la noche la UME controló la zona afectada por las llamas con varios aparatos teledirigidos con el objetivos de detectar las zonas más calientes para actuar con las primeras luces del día. Los helicópteros que refrescaron durante la tarde las zonas de más riesgo (como los alrededores de la ermita o los barrancos que podían conducir las llamas a zonas habitadas) dejaron de funcionar sobre las ocho y media, con la caída del sol.

El vicealcalde de Leciñena, Víctor Pastor, señaló que el mayor riesgo del incendio estaba en que las llamas se desplazaran hacia el norte, en dirección Alcubierre y Sariñena, pues en esa zona la masa forestal es muy superior. Las labores de extinción se volverán a retomar en cuanto la luz del día lo permita.