Las precipitaciones acumuladas durante el fin de semana en toda la cuenca del Ebro pero especialmente en el tercio noreste han aliviado, el menos parcialmente, las situaciones de extrema sequedad que se llevan viviendo durante meses. De este modo, tanto los embalses de la cuenca --sobre todo en la margen izquierda-- y el campo, han respirado aliviados tras meses sin ver ni una gota. De este modo, según la información proporcionada por la Confederación Hidrográfica del Ebro, la capacidad de los embalses de la cuenca hidrográfica del Ebro se sitúan al 54,8% con un total de 4.189 hectómetros cúbicos de los 7.639 que pueden albergar, tras aumentar la última semana un 8,38%. Es el aumento más elevado en una semana de los últimos meses.

En cualquier caso, las cifras no superan los hectómetros acumulados en la misma semana del año pasado, cuando la situación era de 4.414 hectómetros cúbicos, el 57,7% del total, que ya era el mínimo de los último cinco años. El promedio del último lustro se sitúa en el 66,2% con 5.058 hectómetros cúbicos.

A pesar de que los datos siguen sin ser todo lo positivos que deberían para estas fechas del año, la tendencia de agua embalsada ha resultado beneficiosa para algunos embalses que estaban en situación crítica, como La Tranquera, que ahora está todavía a nivel muy bajo, el 28% de su capacidad. Los embalses más beneficiados por las últimas precipitaciones registradas han sido Yesa y Mequinenza. En los últimos 15 días, según la CHE, han aumentado su volumen 70 y 202 hectómetros cúbicos respectivamente. También Mediano ha crecido respecto a semanas atrás.

Las precipitaciones abundantes en la cuenca del Ebro sofocan en parte la crítica situación de las reservas, pero no sucede así en la parte aragonesa perteneciente a la cuenca del Júcar, y concretamente en el embalse de Arquillo, que abastece de agua a la ciudad de Teruel. Este embalse mantiene los bajos niveles de semanas atrás, sin que haya aumentado significativamente el agua embalsada y en los próximos días se van a probar los pozos que permitan garantizar el abastecimiento.

BUENO PARA EL SECANO / Como un «gran regalo de Reyes» recibieron los agricultores y ganaderos las precipitaciones en buena parte del país, que serán muy positivas para el campo tras meses de pertinaz sequía, mientras que los daños por el temporal son localizados, como un tornado que afectó a invernados de Almería, según informó Efe. Desde Aragón, UAGA subrayó que «el temporal está dejando cierta esperanza, después de varios meses sin caer ni una gota». Esta esperanza es notable en las zonas de secano, donde estas lluvias podrían haber sido trascendentales para que germine el cereal, sembardo sin tempero, ante la sequedad de los últimos meses. UAGA también mantiene esa esperanza tras la mejoría de los embasles y la nieve caída en el Pirineo, que es una reserva hídrica a futuro, cuando llegue el deshielo. De hecho, la nieve acumulada podría garantizar agua en plena campaña de riego. «El olivar, el almendro y la viña necesitaban agua; las pérdidas por sequía de estos han sido de un 30-50 % en la última campaña». Precisamente, el dato más negativo es que apenas llovió en las zonas más secas y con más problemas de Aragón, como la Comarca de Daroca, campo de Belchite y el Jiloca. En estas zonas, las precipitaciones oscilaron entre medio litro y siete, muy lejos de los 60-80 que cayeron en el norte de Zaragoza y Navarra.