El paso esta noche de un frente de nubes procedente del Sáhara ha cubierto de polvo rojo gran parte del territorio de Aragón. La lluvia caída ha generado una fina capa de barro apreciable sobre todo, por contraste, en la nieve del Pirineo.

"Ha dejado el paisaje de un tono sepia, como el de las fotografías antiguas", señala Jorge Mayoral, de Benasque, cuyo hijo ha tomado impactantes imágenes de la cabecera del valle.

"Es un fenómeno de polvo mineral en suspensión que se da, sobre todo en Canarias, aunque esta vez no ha afectado al archipiélago, curiosamente", señala Rafael Requena, responsable de la Agencia Estatal de Meteorología en Aragón (Aemet).

Se trata de polvo en suspensión, originado en el desierto del Sáhara, que ha venido con las nubes, impulsado por los vientos del sur y que se ha transformado en barro al contacto con la lluvia.

El efecto se ha dejado ver en muchos lugares de Aragón. En Zaragoza, los coches estacionados en las calles tenían en algunos casos una fina capa de polvo, que también se podía observar en ventanas y balcones.

Bueno para la agricultura

Según información recogida por la Aemet, las partículas en suspensión degradan la calidad del aire, pudiendo tener efectos negativos sobre la salud, el medio ambiente y algunas actividades económicas, en particular la generación de energía solar y la aviación, por la disminución de visibilidad.

Por otra parte, su contenido de sales minerales y metales puede tener un efecto fertilizador positivo para la agricultura y la pesca en las zonas donde estas partículas se depositan.

Barcelona cuenta con un centro para la observación de este fenómeno. El Barcelona Dust Forecast Center, gestionado conjuntamente por Aemet y por el Barcelona Supercomputing Center, produce y distribuye diariamente predicciones del contenido de polvo en la atmósfera para el norte de África, Oriente Medio y Europa.

Las predicciones, con una resolución de 0.1 grados, son validadas mediante la información procedente de Aeronet, una red de fotómetros solares coordinada por la NASA. Se trata del único centro de este tipo en el mundo reconocido por la Organización Meteorológica Mundial.