El pasado jueves, un lobo acechó a un rebaño de ovejas cuando aún era de día, en San Mateo de Gállego (Zaragoza), y se encaró con los dos pastores y los perros que cuidaban de ellas. Los encargados del ganado, Abdelazid y Mohamed, iban hacia el corral sobre las nueve de la noche y de repente los animales echaron a correr, a amontonarse, fue entonces cuando vieron al lobo. Los pastores fueron corriendo hacia él e intentaron ahuyentarlo, pero el animal ni se inmutó.

Mohamed llegó a estar a unos diez metros del depredador y como vio que no se movía, retrocedió asustado. Mientras tanto, Abdelazid se encargó de reunir al ganado. Avisaron al propietario, Daniel Vela, y este acudió con un vehículo todoterreno. El animal al oír el motor por fin se alejó un poco. Estuvo merodeando por la zona un buen rato, se metió por unos campos de una zona de pinar y ya no pudieron seguirlo.

El propietario afirma que «gracias a la valentía de uno de sus pastores, el animal no llegó a atacar a las ovejas». Mohamed hizo todo lo que pudo para defender al rebaño, pero «aún está blanco», añade Vela.

Este hecho pone de manifiesto el peligro que corren no solo el ganado sino también las personas y la urgencia de que las autoridades tomen cartas en el asunto. De momento, solo han visto a un lobo y se cree que es de origen italiano y que viene de Cataluña, por lo que exigen que vuelva a su hogar. «Lo único que contemplamos es que se lo lleven, aquí no tiene caza y lo único que va a hacer es arruinarnos el negocio», añade el ganadero.

Todo empezó el pasado 25 de marzo cuando se produjo el primer ataque en Pina de Ebro. Desde entonces, ya van 360 ovejas muertas en la comarca de Monegros y en los territorios limítrofes. Esta situación ha obligado a tomar precauciones como estar de guardia por la noche. Vela también decidió comprar vallados más altos y hacer dos parideras nuevas, lo que «es un gasto muy grande para nosotros», explica. La Administración ha dicho que «pagará un mejor vallado, pero de momento aquí nadie da nada», sentencia.

El joven de 32 años declaró que «le gustaría morirse con sus ovejas», pero que ante esta situación incluso se está planteando venderlas, porque llevan cuatro meses «inaguantables» y ya no puede de estar tranquilo ni durante el día.