La inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres por parte de la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad el pasado jueves ha generado una ola de indignación entre los ganaderos aragoneses, secundados por los cazadores. Ambos colectivos consideran que los cánidos son una especie «dañina» para la ganadería y que debe ser «controlada para que no prolifere».

En Aragón, donde ya era una especie protegida, no hay muchos lobos, al margen del ejemplar que ha matado numerosas ovejas desde el 2017 en la comarca de Monegros, así como otros cánidos avistados en el Pirineo y en el Moncayo, estos últimos procedentes de Soria, donde empiezan a abundar, según señaló ayer Hernando Tello, presidente de la Federación Aragonesa de Caza.

«Esta medida de protección total al lobo en todo el territorio nacional es un nuevo golpe a la famosa España vaciada», denunció ayer José Luis Lasheras, secretario provincial de UAGA en Zaragoza y ganadero en Farlete, una localidad monegrina donde en los pasados tres años se han repetido los ataques del lobo a rebaños de ovejas.

«Si hemos de seguir soportando ataques del lobo, la Administración autonómica deberá compensarnos justamente por las pérdidas sufridas, valorando incluso el lucro cesante», exigió el ganadero.

«Cuando un lobo entra en medio del rebaño, aparte de las ovejas que deja muertas, causa heridas a muchas otras y, a corto plazo, genera abortos, falsos celos y otros problemas que disparan los daños económicos», explicó Lasheras.

Falta de rendimiento

El lobo que merodea por la sierra de Alcubierre, entre Farlete y Tardienta, ha ocasionado graves problemas a los ganadería extensiva de esa zona al noreste de la ciudad de Zaragoza. Eso ha supuesto un incremento considerable de los costes, con la instalación de cercados eléctricos, la mejora o construcción de parideras de obra en el monte y la utilización de mastines para vigilar los rediles.

«La protección del lobo es una imposición que va a poner en peligro la subsistencia de la ganadería extensiva, ya sea ovina o vacuna», manifestó Pedro Jesús Montesa, un ganadero de Leciñena, población de Monegros donde hasta la primavera del año pasado menudearon los ataques del lobo.

«Si a una forma de vida que ya no da rendimiento se le añade además el problema que representan los lobos, ya no vamos a poder continuar», señaló Montesa.

En su opinión, la conciencia proteccionista preponderante «va a provocar la proliferación de los lobos, que tienen gran facilidad para moverse y cambian rápidamente de lugar».

Hernando Tello, de la Federación Aragonesa de Caza, incidió en que «se quiere introducir a la fuerza una especie que en Aragón llevaba décadas extinguida y que ya no tiene cabida en el paisaje humanizado de Europa». «Es una barbaridad lo que se ha hecho y demuestra que la ministra de Transición Ecológica está entregada a los grupos ultraconservacionistas», agregó. En su opinión, los cánidos se multiplicarán en Aragón porque la comunidad reúne condiciones que les favorecen.

Aragón fue una de las 9 comunidades que votaron a favor

Aragón fue una de las nueve comunidades que votó a favor de vetar la caza del lobo en España en la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad. La comunidad aragonesa, que ya posee legislación propia que protege al cánido, se alineó en el mismo bando que Cataluña, La Rioja, Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias, Baleares, Melilla y el Ministerio de para la Transición Ecológica). En contra votaron ocho comunidades, entre ellas que tienen más lobos: Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Madrid, País Vasco, Andalucía y Murcia.