Gobierno y oposición se enzarzaron ayer en las Cortes por la gestión de la crisis del lindano. El consejero de Medio Ambiente, Modesto Lobón, defendió la actuación del Ejecutivo y anunció que se cerrará el barranco de Bailín, de donde proviene la contaminación, "cueste lo que cueste", para lo que se va a poner una barrera de carbono activo próxima a la estación de aforos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), y otra previa de gravas para retener los sólidos. Los partidos de la izquierda no ahorraron calificativos, y culparon a la DGA de descontrol, opacidad, de engañar, y de hacerlo "muy mal".

Buena parte de las críticas iban dirigidas a la presidenta, Luisa Fernanda Rudi, que ayer no hizo acto de presencia en el pleno. La comparecencia de Lobón venía motivada por una petición del PSOE dirigida a la jefa del Ejecutivo, que terminó recayendo en el titular de Medio Ambiente. Lejos de escurrir el bulto, admitió que son las obras del traslado del vertedero de Bailín las que han originado la contaminación, aunque defendió que la actuación se ha hecho "siguiendo todos los parámetros". Circunscribió el problema a una cuestión ambiental, y no sanitario.

CONTAMINACIÓN

"Se ha constatado que el barranco está contaminado, que es algo que no se valoró al principio", admitió Lobón, que de esta forma asumía que se han producido errores. "Del barranco no puede pasar el lindano, lo vamos a cerrar cueste lo que cueste", aseveró. El Ejecutivo ha iniciado ya los trabajos, al tiempo que busca otras causas de la crisis, más allá de las obras de Bailín. Se van a extraer todos los lodos acumulados a la salida y agua arriba del barranco, se limpiarán todos los suelos contaminados del entorno de la obra y se seguirá incrementado la monitorización para ajustar todas las medidas e implementar otras nuevas.

Se derivarán todas las aguas limpias de la zona del vaso nuevo, ya sellado, al barranco, y se reforzará todo el aislamiento físico de la zona de la obra para que no pueda salir ninguna escorrentía, al tiempo que aumentará la capacidad de los tanques de tormenta, al menos un 50%, y se incrementará sustancialmente la dimensión de la depuradora. El consejero descartó que haya habido descoordinación ni opacidad, y aseguró que se ha dado toda la información en cada momento.

Javier Sada (PSOE) fue el portavoz que hizo un discurso más duro, aunque sin llegar a exigir dimisiones. Ni a Lobón, ni a Rudi. Denunció que fallaron los controles porque "no es normal" que la primera alarma se diera con el agua de boca. Insistió, como el resto de grupos, en que es problema de salud pública, y dudó de la coordinación entre el Gobierno y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en la gestión de la crisis. "Lejos de liderar, se limitan a acusar a otra Administración; el espectáculo ha sido bochornoso, un auténtico escándalo político", aseveró.

En opinión de Sada las obras han fallado, es "evidente". Las acusaciones mutuas entre el Gobierno y la CHE dan la sensación de "descontrol". "Ha fallado todo, han tenido análisis en los cajones. La alarma la ha creado un Gobierno inepto que no asume sus responsabilidades, que es ineficiente, ineficaz e irresponsable", dijo. Más comedido estuvo su compañero de partido, Alfonso Vicente, que con sencillez médica, y sin adjetivar, explicó que se trata de un problema de salud pública porque los efectos del lindano se detectan a medio y largo plazo.

Adolfo Barrena (IU) insistió en esta misma idea: "No se puede negar que es un problema sanitario porque con el lindano no hay umbrales seguros, pero la cuestión es que no se sabe resolver este tema", dijo en referencia al consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, que atendía impasible, mientras le pasaba notitas manuscritas a Lobón. Acusó al Gobierno de "engañar" y de tratar de mitigar y dilatar la solución. "Es inaceptable que se juegue así con la ciudadanía", lamentó.

Joaquín Palacín (CHA) lo dijo bien claro desde el principio de su intervención: "Lo han hecho mal, muy mal, si no, no habría tantas quejas". Culpó al Ejecutivo de "falta de transparencia" y dudó de que en el Pignatelli sepan lo que está pasando.