La búsqueda de fosas con fusilados de la guerra civil no data de la última etapa de la España democrática. Alcampell, en Huesca, fue una localidad pionera en esta materia allá por 1986. Ese año, cuando el municipio era gobernado por Ángeles Blanco, primera alcaldesa del PCE en Aragón, se lanzó una iniciativa para localizar a 17 vecinos que habían sido fusilados en el pueblo.

"Se halló, de forma casual, una fosa donde había seis represaliados, entre ellos mi bisabuelo, pero cuando se interrumpió la búsqueda todavía estaban pendientes de localización otras 11 personas que fueron fusiladas en plena guerra civil", explica Sebastián Agudo, hijo de Ángeles Blanco y del histórico líder comunista Sixto Agudo, que se exiliaron en Francia al término de la contienda y regresaron en la épca de la Transición.

RESTOS DE 11 FUSILADOS Ahora, los vecinos de la localidad de Alcampell, que mantienen vivo el recuerdo de aquellos sangrientos años, se han propuesto recuperar los restos de los otros 11 fusilados. Sebastián reconoce que no va a ser fácil. "Entre los recortes de las administraciones y las dificultades burocráticas que ha puesto el Gobierno del PP, que ha implicado a los juzgados en el asunto, resulta muy complicado organizar la búsqueda de fusilados", explica.

En el caso de Alcampell se sabe que había tres fosas y su ubicación aproximada. Una de ellas es la que se exhumó en 1986 y otra de las dos que quedan pendientes de descubrir podría estar debajo de un almacén construido en los años 60.

La represión de los sublevados fue notable en la frontera entre Aragón y Cataluña, donde se encuentra esta localidad oscense. Ya en 1958, de hecho, se llevó a cabo una excavación que dio con los esqueletos de una veintena de vecinos del cercano municipio de Almacellas que habían sido fusilados en la guerra.

Pese a los problemas, Alcampell "no desiste" de buscar a sus víctimas. "El deseo de hacer justicia pasa de generación en generación, y mientras no se hallan las tumbas de los seres queridos el trauma sigue abierto en el presente", afirma Sebastián Agudo.

En su opinión, las cosas podrían cambiar, desde el punto de vista legal, si el resto de comunidades toma nota de la ley de memoria histórica que tramita el Parlamento andaluz, que se promulgará al final del verano próximo y despeja el camino a la búsqueda y apertura de fosas, al traslado de los restos y a la definitiva rehabilitación y dignificación de las víctimas.