La localidad zaragozana de Novallas dispondrá desde hoy de un nuevo centro de día dedicado a la tercera edad. El presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, Javier Lambán, y el alcalde de Novallas, Jesús Fernández, inaugurarán hoy las nuevas instalaciones en las que se han invertido más de 330.000 euros, de los que la institución provincial ha subvencionado el 80%. Se presenta así la primera fase de un proyecto que fue planteado por primera vez en 1984.

El nuevo centro de día ha sido proyectado por el arquitecto José A. Calavia y tiene una superficie útil de 400 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas. En la primera, se han instalado los servicios que hoy se ponen en funcionamiento y de los que se beneficiarán cerca de 300 vecinos de la localidad.

Tras una reestructuración completa del espacio, ahora se encuentra ubicado en él una cafetería y el comedor de jubilados. Con esta instalación, explicó el alcalde de Novallas, Jesús Fernández, "se pretende ofrecer un servicio a los mayores con la oferta de un menú de día a precio popular, así como contar con un espacio que les permita reunirse y pasar el día".

En la segunda planta se ubicará próximamente los servicios de plancha y calefacción aunque, en la actualidad, el consistorio novallero se plantea ejecutar antes otros servicios "más demandados por la población como podrían ser los servicios funerarios", según explicó el alcalde de Novallas.

UN ESPACIO POLEMICO Con la inauguración de hoy se escribe un capítulo más de un proyecto municipal que se planteó por primera vez hace ya casi dos décadas. Desde entonces, el camino recorrido ha sido largo y se han tenido que sortear numerosos obstáculos.

El centro de día se encuentra en el complejo de San Marcial, espacio del antiguo colegio de las Dominicas, cuyos terrenos se donaron al ayuntamiento en 1978 con la condición de que fueran destinadas a la asistencia social. Por este espacio han pasado desde que se cedieron los suelos un teleclub y la sala multiusos.

Desde 1984, la Asociación de Jubilados ocupaba las salas tras arrendar el espacio por 35 años y un precio simbólico de 1.200 pesetas al año. Cuando en octubre del 2001 el consistorio novallero anunció la necesidad de ocupar los locales para iniciar la primera fase de las obras del centro de día, se encontró con la oposición frontal de los ancianos que se negaron a entregar la llave. Tras varios meses de manifestaciones de los jubilados y la amenaza de encerrarse en los locales hasta que les desalojara la guardia civil, los mayores dejaron el local a finales del 2002.