POR ADRIANA OLIVEROS

Ni Harry el Sucio escaparía a tanto romanticismo (y miren que no lo veo yo en un vis a vis con pétalos y velitas). Aún no nos hemos recuperado de San Valera, Santa Águeda, ni casi de las Navidades, y San Valentín llega pisando fuerte. Mezcla de picante y empalago. Este año, la agenda parece haberse vuelto (más) loca (de lo habitual). Hay certámenes, citas para enamorados, programaciones en centros comerciales... ¡Qué bonito es el amor!

Los primeros en sumarse a la moda han sido los escaparates. Corazones, rosas, algodones... No hace falta glosar lo obvio. También el spam y los banners se han preocupado de recordar la fecha. Que sí, que es San Valentín. A lo habitual, se han sumado ya las programaciones de ocio. Menús especiales con alicientes añadidos. Por ejemplo, Casa Montal, un clásico de Zaragoza, ha creado un concurso tomando como inspiración El beso de Klimt. Solo hay que fotografiarse (con ósculo incluido, que es sinónimo de beso, por si acaso) frente a la puerta de Montal y enviar la foto por correo. La mejor instantánea se llevará un premio para dos.

Los centros comerciales no se quedan atrás. Aragonia ya ha convocado a sus Cupidos para que organicen un concurso de dedicatorias en redes sociales. Además, los días 12 y 13, los Agentes Aragonia 007 regalarán flores con mensajes sorpresa. También tiene su clásico concurso de cartas de amor la Casa Amparo. Esto es un clásico. Como clásica es la apuesta de los pasteleros, que ya se repite en los últimos años. Por si San Valentín no fuera lo bastante dulce y almibarado, ellos apuestan por tartas ad hoc, en forma de corazón.

Y hasta la gastronomía se ha sumado, en una versión picantona: la V Ruta de Tapas Eróticas. Hay pito, pito, Gorgorito y hasta Suspiro de Cupido. Como diría Karina, nada escapa a las flechas del amor.