Los argentinos de pura cepa suelen ser los peores críticos, pero al parecer les está encantando. Así lo reconocen Celina Willimburgh y Adriana Moreira, las dos socias que han puesto en marcha en el barrio de La Magdalena un restaurante especializado en empanadas porteñas que lleva el nombre de Alma Criolla. El éxito ha sido tan rotundo que en poco más de un año se han mudado de la calle Heroísmo a un local mucho más amplio en la calle Mayor. Sin embargo, conserva todo el sabor del Río de la Plata.

El miércoles actuó en el local Carina D’Amico sumando el tango y el recuerdo de Carlos Gardel a los sabores populares. «En Buenos Aires las empanadas se suelen vender para tomar por la calle, pero aquí hemos cambiado un poco», indican. La que más éxito tiene es la de carne picante, aunque la tradicional se prepare más suave. También ofrecen chorizo criollo o canastillas de fugazzeta, entre otras muchas, pues los rellenos van cambiando según la temporada.

El típico fileteado porteño que decora cientos de establecimientos en la capital argentina es una parte fundamental de la decoración. «Hemos descubierto que en Zaragoza hay más compatriotas de los que creíamos, creemos que muchos vienen a vernos por la nostalgia, siempre se dice que los argentinos son muy nostálgicos», explican.

La elaboración de las empanadas es diaria y completamente a mano. Los días de juepincho en el viejo espacio de la calle Heroísmo -que mantienen hasta que se acabe el alquiler- agota todas las existencias. Adriana ya tenía una clásica pizzería en Buenos Aires y esto de la cocina lo lleva en la sangre.

El corralito

Para el futuro no descartan ampliar el menú con asados u otros productos típicos, pues en este momento no contemplan la posibilidad de volver a su ciudad de origen. «Llegamos a Zaragoza hace 16 años escapando de la crisis del corralito... nos parece bastante triste ver que el país ahora está otra vez de caída, al final todo es cíclico», indican.