El Ayuntamiento de La Almunia, como tantos consistorios en España, ha tendido que hacer esfuerzos extraordinarios para combatir el coronavirus desde el ámbito local. Su alcaldesa, la socialista Marta Gracia Blanco, explica cómo se ha hecho frente al problema y las lecciones que se han extraído.

-¿Qué impacto ha tenido la epidemia del coronavirus en La Almunia?

-No ha sido más fuerte que en otros sitios. Hay dos residencias de ancianos y en la que es municipal ha habido problemas, aunque en mucha menor medida que en otros lugares de Zaragoza. Pero la crisis sanitaria ha coincidido con el arranque de la campaña agrícola y ha sido complicado prepararla en medio del estado de alarma. No ha habido ningún caso de coronavirus en el sector, el problema es que no podíamos tener trabajadores y había dificultades en el transporte.

-Llegó en un momento delicado para la economía local.

-Hay que tener en cuenta que La Almunia, junto a Caspe y Fraga, es uno de los puntos de mayor contratación en el sector agrícola. Pero, al final, no ha habido problemas para contratar temporeros porque se cubrió la demanda con el personal disponible. Hay que tener en cuenta que en marzo se cerraron todas las fronteras y había limitaciones al transporte, por lo que no pudieron venir temporeros. Hubo que hacer un gran despliegue entre las administraciones para que en mayo hubiera suficientes trabajadores, ya que no podían venir los que proceden de Rumanía y Bulgaria.

-¿Y cómo tuvieron que hacer?

-Ha sido complicado y, lamentablemente, se ha perdido una parte importante de la cosecha de cereza de este año, debido a que ha sido una primavera muy lluviosa. Entre la que no ha habido que coger, porque llovía o se ha perdido, y el hecho de que las normas fueron relajándose al avanzar las fases del desconfinamiento, con un mayor grado de movilidad, lo cierto es que se ha podido contratar suficiente mano de obra española y de otros países. Ahora mismo, la campaña está totalmente normalizada pero económicamente ha sido un desastre.

-¿Se puede controlar sanitariamente a la población flotante de la zona?

-Lo que hicimos los ayuntamientos de Ricla y La Almunia fue preparar un alojamiento para el caso de que surgiera algún positivo en covid-16, con el fin de aislarlo. Pero solo hizo falta utilizarlo en el caso de un trabajador que a las 24 horas dio negativo y salió de allí. Pero ni el Estado ni ningún tipo de administración puede hacer un control selectivo de tipo sanitario. Los ayuntamientos no tenemos competencias ni medios.

«La incidencia ha sido mucho menor que en otros lugares de Zaragoza»

-¿Ha tenido mucha incidencia la pandemia en la población local?

-Sanitariamente, el ayuntamiento no tiene datos de cuántos casos ha habido. Se trata de una información que compete al ámbito personal. De cualquier forma, los casos más graves fueron los que se dieron en la residencia municipal, donde fallecieron 13 usuarios de un total de 126. No es el centro donde más muertes se han producido y creo que las cosas se hicieron muy bien. No fue un problema de funcionamiento del centro, sino de que el coronavirus es una enfermedad muy complicada para las personas mayores, en particular cuando tienen una salud ya frágil. Además, también enfermaron trabajadoras de la residencia… Tener un brote de coronavirus ha requerido un esfuerzo muy grande para controlarlo.

-¿Ha repercutido esta situación en las cuentas municipales?

-El coronavirus ha influido a través de la campaña agrícola, que ha llevado al ayuntamiento a hacer un esfuerzo para ofrecer ayudas económicas a las empresas. Hemos sacado ayudas por valor de 150.000 euros y hemos incurrido en muchísimos gastos durante el estado de alerta, desde el aprovisionamiento de equipos de protección para los trabajadores a las labores de desinfección, durante el confinamiento y en la nueva normalidad. Todo ello, al final, tiene un coste que no podemos cuantificar pero que es evidente para todos los ayuntamientos. Ahora prestar los servicios que prestábamos va a ser más caro por las condiciones que se exigen. Además, se han reducido los precios de los servicios públicos y se han devuelto las partes no consumidas, como con las terrazas. Si tienes menos ingresos y tienes más gastos está claro que el coronavirus tendrá un coste que incluirá las ayudas que habrá que poner en marcha, como las de urgencia, que ya se dan, si bien estas las concede la comarca de Valdejalón. En tres meses ya han duplicado las de todo un año normal debido a las muchas situaciones de necesidad.

-¿Y qué valoración hace del papel que ha desarrollado la administración local en todo esto?

-Los ayuntamientos, que somos la administración más cercana al ciudadano, hemos afrontado una situación complicadísima y hemos prestado servicios que hasta hace poco eran inimaginables para nosotros. Hemos sido super ágiles y nos hemos adaptado a las circunstancias con una rapidez tremenda, sin tener medios ni personal y asumiendo una situación que era un desafío al que hemos respondido muy bien. Claro que hemos contado con la colaboración y la solidaridad de todos los vecinos para todo lo que hiciera falta, para hacer mascarillas, para desinfectar… La comunidad se ha volcado y creo que esa es una de las buenas cosas que se pueden sacar de esta crisis. Pero sobre todo hay que destacar el papel que han desarrollado las trabajadoras de las residencias, en concreto de la municipal, pues ha sido la única que ha sufrido un brote. Han hecho un trabajo increíble y se merecen el aplauso de todos los vecinos, la verdad. Ellas han llevado todo el peso del problema.