Diecisiete pueblos de Aragón y cuatro de Lérida están en pie de guerra para evitar la invasión de una línea de alta tensión de 145 kilómetros de longitud que, según mantienen, atravesará sus términos sin dejar ningún beneficio y ocasionando problemas de salud medioambientales y paisajísticos. Esta autopista eléctrica, que unirá Peñalba, en los Monegros, con Isona, en la comarca leridana de Pallars Jussá, Lérida, ha suscitado una enorme oposición social.

Los afectados están unidos en la Plataforma Unitaria contra la Autopista Eléctrica y todos ellos han presentado alegaciones al proyecto. Las últimas hasta la fecha han sido las de Ecologistas en Acción, para quienes el proyecto adolece de "numerosos incumplimientos de la legislación".

La línea aérea de transporte de energía eléctrica, con una potencia de 400 kilovoltios, "provocará gravísimos efectos en muchos pueblos y los condenará a una desaparición lenta pero segura", afirma Carlos González Sanz, de la comisión de información y comunicación de la plataforma. De ahí que Ecologistas en Acción solicite directamente la anulación del proyecto por el trazado elegido, "uno de los de mayor impacto medioambiental y socioeconómico que cabe imaginar para la interconexión a 400 kilovoltios entre Aragón y Cataluña".

En los pueblos situados bajo las pilonas proyectadas, que han presentado más de 2.000 alegaciones hasta el momento, existe un gran temor a los efectos que los cables de alta tensión puedan tener sobre la población, que se ve expuesta al campo electromagnético de la instalación.

"La línea pasa cerca de varias masías habitadas y la gente tiene miedo", afirma Manuel Pallarés, alcalde de Puente de Montañana, uno de los pueblos aragoneses por los que está previsto que discurra el trazado. "Rechazamos la autopista eléctrica porque su coste social y ecológico es demasiado alto y porque no solo no aporta nada, sino que afea el paisaje e hipoteca nuestro futuro", añade.

EL TRAZADO La línea Peñalba-Isona, sostienen sus detractores, tiene como destino Francia. Pero en lugar de seguir una línea recta hacia la frontera varía su curso de forma inesperada, algo que intriga a los municipios opuestos al plan. "Cerca de Puente de Montañana cambia súbitamente de dirección y pensamos que eso lo hacen para evitar pasar por localidades con más habitantes en las que encontrarían más oposición social", opina Pallarés.

Ecologistas en Acción mantiene que la línea Peñalba-Isona es una reedición de dos proyectos que fueron rechazados en su día por los tribunales por no atenerse a la legalidad: la Aragón-Cazaril y la Graus-Sallente.

El nuevo proyecto ha sido lanzado por Red Eléctrica de España (REE) y, según los naturalistas, aprovecha en parte los apoyos instalados en los años 90 del pasado siglo para las autopistas que fueron descartadas, que continúan dominando paisajes en los que causan un impacto muy negativo, entre otras cosas porque en algunos casos coinciden con otras infraestructuras semejantes. "Esos apoyos deberían haber sido desmontados y no se hizo", lamenta González Sanz.

Para Ecologistas en Acción, es maraña de cables y estructuras metálicas constituye una grave amenaza para distintos tipos de aves en peligro de extinción o especialmente vulnerables, ante el evidente riesgo de colisión.

Además, creen que la línea de alta tensión puede tener un efecto muy perjudicial sobre la industria turística e incluso la agricultura (en particular la truficultura), con el consiguiente descenso de la actividad económica.