Los vecinos de La Jota están "hartos" de que tanto el parque Royo del Rabal como la calle Caracoles estén llenas de excrementos y orín de los perros. En el último pleno de la Junta de Distrito de El Rabal, los residentes de la calle Caracoles entregaron un escrito a la presidenta, Lola Ranera, y están esperando una respuesta del ayuntamiento.

En el caso de esta calle, la cuestión, como aseguró la vecina Marta Ovejero, es que hay cuatro jardineras que están pegadas a las puertas y ventanas de sus domicilios y los perros hacen sus necesidades en ellas. Esto provoca, afirmó, "que el olor sea insoportable y que, si las ventanas están abiertas, las casas se llenen de insectos". Recordó que es un problema que arrastran "desde hace 20 o 30 años" y que han instado al consistorio a solucionarlo en infinidad de ocasiones.

En el último escrito solicitaron que, o bien se quiten las jardineras o que se ponga una valla para que los perros, "a no ser que les levante su dueño", no puedan acceder a ellas. Precisamente los amos de los animales suponen otro problema para Ovejero ya que, como comentó, "muchas veces son muy chulos y responden mal si se lo recriminas".

Desde el ayuntamiento señalaron que, "si es una petición oficial desde la junta", retirarán las jardineras. No obstante, apuntaron que no es solo un problema de la zona verde sino "del comportamiento del ciudadano". Además, explicaron que la retirada dejaría una zona de cemento "bastante agresiva" con un "impacto visual muy dañino".

Pero no es la calle Caracoles el único punto conflictivo. El presidente de la Asociación de Vecinos de La Jota, Juan Antonio Andrés, indicó que el parque Royo del Rabal también está lleno de restos y que, aunque los servicios de limpieza hagan su labor cada día, "a mediodía ya está lleno de mierda". Señaló que "los olores son horribles" y matizó que, "al ser un barrio joven", hay muchos niños que no pueden utilizar las zonas de juego.

Para él, no se solucionará el problema "hasta que no haya más vigilancia" y afirmó que "el incivismo de los propietarios de perros es algo crónico en la capital aragonesa".