Apenas tiene unas horas de vida, pero Lucía ya es toda una aventurera. Una luchadora que ha llegado al mundo para comérselo. Una ganadora de Ejea cuya primera decisión fue romper cálculos y previsiones y adelantar más de un mes su entrada al mundo. Apenas veinticinco minutos después de las campanadas, Lucía llegó para quedarse tras 34 semanas de gestación. Su peso, 2 kilos y 320 gramos, la mantienen en la unidad de cuidados intensivos de neonatos, pero sus pulmones están desarrollados y su estado, como el de su madre, es bueno. Está en buenas manos, las de los profesionales del hospital Clínico de Zaragoza. Para ellos, como para toda la familia, también fue una Nochevieja muy especial.

Lucía ganó la primera carrera de su vida porque manejó a la perfección el factor sorpresa. Nadie contaba con ella al menos hasta febrero. «La esperábamos para el día 10, concretamente», admite María Gay, su madre, natural de Sádaba. Pero todo se aceleró hace unos días. Continuas visitas al baño y, sobre todo, un pequeño sangrado, obligaron a sus padres a acudir al médico, en Ejea, donde residen. «Nos dijeron que no tenía importancia, pero que, si volvía a pasar, fuéramos a Zaragoza», dice su padre, Alberto Vicién, de 33 años, y natural de El Bayo. Y volvió a suceder. Fue a primera hora del pasado domingo. «Directamente, la cogieron las matronas, con las que estuvo dos horas. Pero todo pareció tranquilizarse. De hecho, la llevaron a planta y nos dijeron que intentarían aguantar hasta el viernes». Pero Lucía tenía otros planes. A las 23.00 horas, María comenzó a tener contracciones fuertes. El parto iba a ser esa noche. Solo faltaba saber si antes o después de medianoche. Si el 31 de diciembre o el 1 de enero. Si en el 2017 o en el 2018. «A las 23.15 horas entraba a quirófano y a las 23.45 le pusieron la epidural. Todo fue natural y rápido», recuerda Alberto, todavía emocionado.

EN UNA NUBE

A las 00.25, el padre de la criatura, «algo acojonado porque no sabía qué iba a pasar», fue testigo de excepción de la llegada al mundo de Lucía, la primera aragonesa del año. «Estamos en una nube. Todo ha ido muy bien. Para repetir. ¿Cómo íbamos a esperar que nuestra hija fuera la primera bebé del año si ni siquiera la esperábamos para enero?», expresa

Así que ni uvas, ni campanadas ni estancia con amigos en casa rural. Lucía lo cambió todo con una irrupción a lo grande directamente al trono de la casa. De hecho, no solo es el primer hijo de sus padres sino también el primer nieto de los cuatro abuelos. «Ya es la reina de la casa», afirma María, principal responsable del nombre de su niña. «Me gustaba y a los demás también, así que lo decidimos pronto», dice mientras presume de buen estado. «Estoy muy bien de ánimo, es verdad, me encuentro fenomenal».

Ahora, sonríe junto a su pequeña y cuenta las horas que restan para mostrarle su nuevo hogar. En Ejea le espera el resto de su gente y una cesta que los comerciantes de la localidad otorgan tradicionalmente a la familia del primer recién nacido del año. «Algo nos han dicho en el hospital de la posibilidad de un regalo en forma de dotación económica, o un jamón. Eso nos han dicho pero la verdad es que lo importante es que todo ha salido bien y que tanto la niña como su madre se encuentran perfectamente. Si viene algo más, bienvenido será», apunta Alberto, que no se separa de su pequeña. «Es una monadica. ¿A que sí?», presume.

Lucía fue el primer bebé aragonés en venir al mundo en el año recién estrenado, aunque no el único. El hospital de Alcañiz albergó el alumbramiento del primer niño del 2018 en la provincia de Teruel. Fue un varón -Jorge Oliveros-, que, con 3,630 kilos, llegó a las 12.55 horas de ayer lunes. En este caso, el bebé, el segundo hijo de Jesús y María Pilar, se retrasó unos días, ya que el nacimiento estaba previsto, en principio, para el 25 de diciembre.

Sin embargo, el 1 de enero del 2019 no será el cumpleaños de ningún bebé oscense, ya que ayer no se produjeron nacimientos en esta provincia.

En el resto del país, Raisa Ioana se convirtió en el primer bebé español del 2018. Con 2,790 kilos, nació, a los 25 segundos del día 1, en el hospital del Mar de Barcelona. Sus padres, Ibri y Florentina, son de nacionalidad rumana.