Inmersos en esta ola de calor en la que el bochorno agota, las temperaturas invitan a no salir de casa y a respirar el soplo que emite el aire acondicionado, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha ideado un lugar para refugiarse de ese calor. Se trata del espacio expositivo El Molino de la Casa Blanca, un lugar dedicado al agua, su gestión y al recorrido por el pasado y el presente de la cuenca.

Se ubica en el propio molino que se integra en el Canal Imperial de Aragón, a su paso por la capital aragonesa, en el barrio de Casablanca. Un espacio de «conocimiento y reflexión», tal como afirmó la presidenta de la CHE, María Dolores Pascual. Un recorrido por el pasado, el presente y el futuro de la gestión hidráulica y sus retos. Ramón Pignatelli, versión cómic, da la bienvenida a los visitantes en una exhibición que también rememora a grandes figuras como el aragonés Joaquín Costa o el ingeniero madrileño Manuel Lorenzo Pardo, los grandes impulsores de la CHE.

La CHE ha querido mejorar su programa actual Ven a conocernos que, según Pacual, «tenía ciertas carencias». Ahora han buscado un mayor acercamiento con los jóvenes: «Creemos que son la base fundamental de la formación y la divulgación de la gestión hidráulica. Si queremos sociedades participativas, necesitamos sociedades formadas», sentenció.

Los vecinos de la cuenca del Ebro ya pueden disfrutar de un espacio didáctico (con una maqueta interactiva de 20 metros y las funciones de la CHE), interactivo (zona de videowall con conexión en tiempo real con los técnicos del SAIHEbro y emisión de audiovisuales) y novedoso. El horario de visitas al molino es el habitual y, si hay demanda, se ampliarán las entradas.

El Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad en funciones, Joaquín Olona, asistió al acto y elogió la labor de esta institución fluvial. «Felicito a la CHE y a su presidenta que ha tenido una participación y un impulso muy personal. Me parece una acción extraordinaria», dijo.