El oeste de Zaragoza vivió numerosos conflictos territoriales entre los siglos XII al XIV. Los arquitectos se vieron obligados a inventar una nueva tipología constructiva con las iglesias fortaleza, que alcanzaron su mayor esplendor con el mudéjar. Perfiles rectos y poderosos decorados con bellas geometrías de ladrillo conviven con torres cuadradas, recios contrafuertes y capillas adosadas generalmente acompañadas por torrecillas.

Recintos preparados para la celebración de la misa aunque pensados para cambiar su finalidad religiosa por la militar con el menor esfuerzo posible. Santa Tecla de Cervera de la Cañada, San Félix de Torralba de Ribota o Santa María de Tobed son algunos de los mejores ejemplos.