--¿Recuerda la primera vez que se metió en una cocina?

--Lo recuerdo; era en el restaurante Mesón las Ruedas, de Borja. Ese verano le dije a mis padres que quería ser cocinero, y me metieron en ese restaurante de sus amigos por probar y ver si me gustaba. Y efectivamente, repetí. Es bueno probarlo antes de ponerte a estudiar; ya al finalizar el verano entré en la Escuela de Hostelería de Huesca.

--¿Y convenció a su hermano?

--Sí, fue él el que se animó sin ayuda. Al verme a mí. Siempre dije que nos falta otro hermano más para estar en la sala.

--En cuando pudo tomaron el restaurante Casa Pedro, del que respetaron su nombre.

--Sí, los amigos nos aconsejaron que no cambiáramos el nombre, por la trayectoria del restaurante, que ya tenía buena clientela y buena fama.

--Y comenzaron con una cocina tradicional.

--Sí, es lo que mandaba en ese momento la clientela. Y poco a poco vas metiendo tu cocina, pero siempre de la mano de los clientes. Incluso antes de poner un plato en la carta lo damos a probar, casi son conejillos de indias. Y ellos te lo agradecen.

--¿Alguna especialidad?

--Nos conocen mucho por los caracoles; todos los años hacemos jornadas. También con el mundo de las setas y llevamos un tiempo elaborando tapas: en cuatro años hemos conseguido cinco premios.

--Pero las tapas no se ven...

--Eso es; entras y en la barra no hay tapas, se hacen al momento. Una croqueta recién hecha no tiene precio. Ahora precisamente estamos pensando en reformar la barra, con un aire más atractivo, tipo gastrobar.

--¿Cómo está el momento?

--Han sido años difíciles. Por eso empezamos a mover más la barra. Si te quedas de brazos cruzados no te va a llover el pan, hay que estar activo y buscando alternativas. Antes trabajaba el que era bueno y el que era malo; ahora el que lo intenta hacer bien. La gente selecciona mucho cuando sale, pero también te digo que vemos que parece que empieza a despuntar.

--¿Cenas maridadas?

--Eso es; es una de las cosas que nos gusta hacer. Vamos tocando bodegas diferentes y combinando con cenas especiales. Yo hago un menú y en base a eso se pone el vino. Ofrecemos un precio muy ajustado, que en el fondo es un regalo al cliente.

--¿No les preocuparía que un día fuese Chicote a su cocina?

--Ningún problema, puede venir cuando quiera que lo invitamos a comer. Muchos clientes entran a la cocina.