--Hace unos días, tuvo el honor de inaugurar la Semana Santa de la Ruta del Tambor y el Bombo como pregonero. ¿Cómo fue su experiencia?

--Muy emocionante. Vinieron mis padres, algunos amigos... La iglesia estaba a reventar y, haciendo un chiste fácil, no cabía ni un alma. Además, pude volver a ver a mis compañeros de TVE en Aragón, con los que hacía El lobo . Su apoyo fue muy bonito.

--¿Alguna vez había participado activamente en la Semana Santa?

--Unicamente en el pueblo de mi madre, en Quintana Redonda (Soria). Pero eran procesiones muy chiquititas, como también lo era el lugar. No tenía nada que ver con algo como lo de la ruta.

--Pero sí conocía la tradición del Bajo Aragón...

--Sí. De hecho, esta es la cuarta vez que visitaba la Ruta. La primera vez, me llevó mi padre de niño. Para convencerme del viaje, me dijo que íbamos a un sitio donde todo el mundo tenía un tambor y que, si me portaba bien, me dejaría tocarlo. Pero no fue así y las dos veces siguientes, tampoco.

--Al menos, como pregonero cumpliría este deseo.

--A la cuarta fue la vencida. Por la noche, me regalaron un tambor para que lo ocara. Aunque sólo lo hice sonar.

--¿Qué es lo que más le impactó?

--El cariño de la gente.

--Claro, es que usted ejerce tanto de aragonés...

--Es verdad que lo hago, que presumo en el Un, dos, tres . Pero es que me sale de dentro.

--Por cierto, ¿cómo le va en el programa?

--Estoy muy contento. Undostreseando mientras nos dejen.