Se imagina contemplar el atardecer a más de 2.300 metros de altura, en plena pista de esquí y mientras un camarero le acerca en su bandeja una copa de cava... Después, cata de cerveza y una cena en las alturas. Y, como postre, una hilera de antorchas guiándole de vuelta al hotel. ¡Quién pudiera escaparse a Cerler! Allí ha nacido estos días (perdonen si el concepto es previo y una lo desconoce) el snowcooking. Apunten la palabra en la agenda que esto de comer de lo lindo y esquiar en Aramón ya tiene nombre propio.

Se trata de una iniciativa de la estación invernal y de la Escuela de Hostelería Guayente, que tuvo su primera jornada este jueves y que repetirá como programación el próximo 25 de enero. Un novedoso maridaje en el que la alta cocina y el esquí se unen para ofrecer a los esquiadores una auténtica "cena de altura".

La iniciativa no tiene un precio apto para todos los bolsillos --55 euros por comensal-- pero se llenó en su jornada de estreno, ofreciendo una experiencia única y un aforo muy limitado (por las dificultades que ofrecía toda la organización). Los responsables y alumnos de la Escuela de Hostelería Guayente recibieron el aplauso de los asistentes. Para chuparse los dedos.