La jornada del 20-N, aniversario de las muertes del general Franco y de José Antonio Primo de Ribera, se saldó ayer en Zaragoza con varias lunas rotas (en el hotel Gran Vía) y numerosas pintadas en muros y comercios, como consecuencia de la manifestación organizada por diversos grupos antifascistas, que recorrió el centro de la capital.

Por primera vez desde 1975 no se celebró una misa específica en recuerdo de los dos fallecidos, aunque el sacerdote que ofició la de las ocho de la tarde en la iglesia de Santiago mencionó a ambos durante la homilía. Según fuentes de los asistentes al acto, la falta de ceremonia religiosa se debió al fallecimiento de la persona que la organizaba en la capital aragonesa a principios de año.

Un grupo de jóvenes de estética skinhead e indumentaria fascista se concentró en la tarde de ayer ante el monumento a los Caídos del cementerio de Torrero, sin que se registrara ningún incidente.

Los escasas alteraciones se produjeron en la marcha convocada por grupos antifascistas desde la Glorieta de Sasera, que, con el lema Inmigrante, no nos dejes solos en Europa , recorrió el centro de la ciudad a partir de las ocho de la tarde.

En la concentración participaron varios centenares de jóvenes, algunos de los cuales se dedicaron a realizar pintadas con esprays en las fachadas de edificios y en algunos comercios. También se lanzaron piedras que destrozaron lunas en el hotel Gran Vía al paso de la manifestación.

Al llegar a la plaza de España, algunos grupos se dispersaron y volcaron contenedores en distintos puntos del centro de la ciudad. A pesar de esto, los efectivos del dispositivo policial desplegados allí apenas tuvieron que intervenir y tampoco tuvieron que practicar detención alguna, según han señalado fuentes del Cuerpo .